El Gobierno de España rebaja al mínimo el recibimiento a Guaidó

El Gobierno ha querido dar un perfil bajo a la visita a Madrid de Juan Guaidó, el dirigente que Pedro Sánchez definió hace solo un año como “presidente encargado” en Venezuela.
Después de una gira europea en la que ha sido recibido por el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Boris Johnson, entre otros, en Madrid fue la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, la encargada de acogerlo este sábado. El encuentro se ha producido este sábado fuera del ministerio y sin comparecencias. Pese a esa peculiar puesta en escena, diferente a la que rodea a otros líderes extranjeros, la ministra le expresó el “pleno respaldo del Gobierno español a su figura”.
La titular de Exteriores se citó con Guaidó tras varios días de incógnitas sobre si se produciría el encuentro y sobre el formato que tendría. En vez de recurrir al lugar habitual para las entrevistas bilaterales, la sede del Ministerio de Exteriores, la jefa de la diplomacia española optó por celebrarla en la Casa de América. Se trata de un consorcio público en el que participa el ministerio, concebido como herramienta de diplomacia, pero más centrado en charlas y acontecimientos culturales.
De este modo Exteriores evitó la fórmula reservada a los representantes de Estados, que suelen acudir a la sede del ministerio, en el Palacio de Santa Cruz. Tampoco se produjo la conferencia de prensa conjunta que acompaña este tipo de visitas.
Fuentes de Exteriores alegan “motivos logísticos” para explicar el escenario tan inusitado elegido para recibir a un dirigente extranjero (Guaidó es, además, presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento que el régimen de Nicolás Maduro quiso reemplazar por la Asamblea Constituyente).
Los horarios y los compromisos de ambos —la ministra aterrizó desde Canarias poco antes de la reunión y Guaidó se desplazaba al Ayuntamiento poco después— aconsejaban esa ubicación, según este relato. La cita en dependencias no gub
ernamentales propició que el líder de la oposición, Pablo Casado, aprovechara para desplazarse allí y se convirtiera en el primer responsable político en recibir a Guaidó, antes que el Gobierno. La presencia de Casado hizo más patente la ausencia de Sánchez.
El Gobierno esgrime argumentos tácticos para justificar que no fuera el presidente español —el primer dirigente europeo en reconocerlo en su día como presidente encargado de convocar elecciones en Venezuela— quien se viera directamente con Guaidó. El Ejecutivo intenta “salvaguardar al máximo el papel de España como país que ayuda a todo el mundo”, explican fuentes de
La Moncloa, en referencia a la labor de diálogo que promueve Exteriores para desatascar la crisis venezolana, que hasta ahora no ha prosperado. Esas fuentes añaden que la jefa de la diplomacia española “representa a todo el Gobierno”.
Juan Guaidó (izquierda), presidente encargado de Venezuela, y Pablo Casado, líder del PP, este sábado en Madrid.ampliar foto
Juan Guaidó (izquierda), presidente encargado de Venezuela, y Pablo Casado, líder del PP, este sábado en Madrid. ANDREA COMAS
Giro político
Ese deseo de neutralidad para poder influir constituyó, desde el principio de esta crisis, la postura de Exteriores. No así la de Sánchez, que hace apenas un año llegó a llamar tirano a Maduro, mientras que este sábado lanzó un mensaje mucho más matizado. A preguntas de los periodistas, Sánchez señaló: “La crisis es muy compleja”. Y recalcó que España persigue “liderar a través de las instituciones europeas una respuesta dialogada para una pronta solución y para convocar elecciones en Venezuela”. El giro en un asunto tan sensible se consuma pocos días después de configurarse en España el primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia. El socio minoritario, Unidas Podemos, considera a Guaidó “un dirigente político muy importante de la oposición venezolana”, según señaló el jueves su líder, Pablo Iglesias.

El encuentro entre la ministra y Guaidó duró unos 40 minutos —algo más de lo previsto inicialmente— y se centró en “la grave crisis política, social y humanitaria” que aqueja a Venezuela, según una nota difundida por Exteriores. González Laya trató de mantener ese difícil equilibrio entre el reconocimiento de Guaidó y las circunstancias especiales de su recibimiento. La ministra expresó la voluntad del Ejecutivo de “contribuir con todos los medios a su alcance a crear las condiciones para que se celebren elecciones presidenciales con garantías democráticas”. Sin alusiones concretas, el ministerio defendió “la construcción de consensos con otros actores y grupos implicados en la crisis”.

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Guaidó también ha estado esta tarde en una manifestación contra el líder chavista Nicolás Maduro. La marcha, que arrancó en Cibeles, ha terminado en la Puerta del Sol, donde ha dicho a sus conciudadanos que pronto terminará el régimen de Maduro: «La democracia se lucha todos los días. Y la vamos a luchar todos los días. Ante las tentaciones del populismo, ante las tentaciones del autoritarismo, hay que ser fuertes».

El líder del PP, Pablo Casado, se ha encontrado con Guaidó al filo de las cuatro de la tarde y después ha dado una rueda de prensa en la que ha dicho que «Sánchez debe cesar de inmediato al señor [José Luis] Ábalos», ministro de Transportes, por su encuentro la madrugada del pasado lunes en el aeropuerto de Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, para disuadirla de entrar en territorio español. El presidente interino también ha sido recibido por el secretario del área de Relaciones Internacionales de la ejecutiva socialista, Héctor Gómez. A las críticas de Casado se ha sumado Inés Arrimadas (Ciudadanos), que ha asegurado en declaraciones a los medios que su partido va a «seguir pidiendo muchas explicaciones para saber que ha pasado con el ministro Ábalos».

Después, Guaidó se ha visto con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que le ha hecho entrega de las llaves de oro de la ciudad, y se ha visto también con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. «Madrid le recibe porque es el presidente legítimo de un Estado. Es una señal de solidaridad a una nación hermana, para proclamar que los que usurpan el poder lo emplean para perseguir a sus compatriotas, empezando por usted», ha dicho Martínez-Almeida. Después ha tomado la palabra Guaidó, que ha reiterado la necesidad de «acabar con la dictadura» de Maduro: «En Venezuela no hay dos partes en desacuerdo, es la democracia contra la dictadura». Y ha añadido: «Debemos poner fin a la tragedia humanitaria. Estar hoy aquí es que los valores fundamentales resistieron».

Tras el acto oficial, el presidente interino se ha reunido con varios miembros de la oposición a Sánchez. Se ha visto con Arrimadas, con el líder de Vox, Santiago Abascal y también con el expresidente del Gobierno José María Aznar. Preguntado por la polémica generada por haber sido recibido por González Laya y no por Sánchez, Guaidó ha respondido: «Pedro Sánchez fue el primer presidente que me reconoció». También ha destacado la buena relación que han mantenido ambos países: «Nos cruzamos en Davos y ha sido difícil coordinar agendas. Espero en los próximos meses poder recibir al presidente español en Venezuela».

Llegada a Barajas
«Estoy muy emocionado de estar en Madrid para reunirnos con nuestra diáspora por una causa que hoy une a todos los venezolanos». Esas fueron las palabras de Guaidó a su llegada a Madrid. Con gritos de «¡presidente, presidente!», el presidente encargado de Venezuela y líder opositor fue recibido en el aeropuerto de Barajas por una comitiva de una treintena de personas que encabezaron el representante de Guaidó en Madrid, Antonio Ecarri, y Lilian Tintori, esposa del líder opositor Leopoldo López.

Guaidó, tras la manifestación en el centro de Madrid contra Maduro, se ha trasladado este sábado al emblemático edificio de la Real Casa de Correos, sede de la presidencia del Gobierno madrileño, donde ha recibido la medalla internacional de la Comunidad de Madrid, que todavía no había sido otorgada a nadie desde su creación en 2017. Del balcón principal del edificio, situado en la céntrica Puerta del Sol, cuelgan las banderas de España y Venezuela.

En España hay 323.827 venezolanos, una cifra que se ha duplicado en seis años. En Tenerife vive desde hace 16 años el padre de Juan Guaidó, Wilmer, que trabaja como taxista.

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