Rafael San Juan, el «Hombre del año 2019»

Despertar curiosidad en el ojo ajeno es una prioridad para Rafael San Juan, escultor cubano que ha llevado su arte a lo grande, no solo por ser considerado como uno de los artistas de mayor prestigio en los circuitos internacionales del arte, sino también porque sus piezas apuestan por los formatos gigantescos para marcar la diferencia en el entorno público de manera contundente.

Originario de La Habana, Rafael San Juan se alista para recibir el galardón que lo considera como el “Hombre del año 2019” por parte de la Fundación Honoris Causa Internacional, que el próximo 24 de enero reconocerá a este artista por su trayectoria enfocada en hacer del arte un ente accesible y sin barreras de por medio.

En entrevista, el artista comenta respecto a este reconocimiento: “Me da mucha alegría, pero al mismo tiempo te genera el compromiso de cada día estar más dedicado y esforzado en lograr mejores cosas, proponer mejores metas, de hacer proyectos para los demás, ese es el sentido de mi trabajo”.

Su obra se ha distribuido en distintos puntos del extranjero y México, y Guadalajara ha sido clave en la consolidación de sus esculturas monumentales apoyadas tanto por el sector privado como por el Gobierno, para que sus colosos puedan instalarse en espacios públicos a la vista de todos.

“La obra pública tiene para mí una importancia extraordinaria, son piezas que haces para la sociedad, para la comunidad, para marcar una pauta y unir, creo que es fundamental en estos momentos que estamos viviendo”.

Entre sus trabajos más recientes en la capital tapatía destaca “Reminiscencia”, escultura de acero forjado de nueve metros de alto emplazada al pie del Puente Matute Remus; forma parte del Programa Arte Público del Gobierno de Jalisco 2018. También sobresale el conjunto escultórico de alas titulado “Anhelos”, ubicado en el hotel Hyatt Regency Andares Guadalajara.

Los galardones, aplausos y apreciaciones hacia su trabajo no han faltado, pero el reconocimiento como el “Hombre del año 2019” anima a San Juan a reforzar la idea de que su vocación va por buen camino y que sus intenciones por hacer el arte más accesible han dado resultados.

“El arte, hasta cierta manera, es un amortiguador y un puente que debe servir para unir matices que muchas veces se quiebran o ponen muy tensos. La cultura desde su origen está pensada para unir a los pueblos, a través de ella el artista o las piezas, fungen como embajadores de esas relaciones.