Personas con pocos estudios tienen mayor riesgo de sufrir Alzheimer

  • Los estudios dotan al cerebro de herramientas para lidiar mejor con los cambios de la edad, explicó Paloma Roa, doctora en Neurociencias.

Diversos estudios han asociado el desarrollo de Alzheimer con factores hereditarios e incluso ambientales -como la contaminación-, todos ellos lejos del control de quienes la padecen.

Ahora, una especialista de la UNAM advierte de otra causa que sí se puede eliminar, aunque requeriría el esfuerzo de gobiernos y sociedades: la baja escolaridad

  • ¿Cómo incide el nivel de estudios con el riesgo de Alzheimer?

Paloma Roa Rojas, doctora en Neurociencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que las personas con poco nivel académico tienen mayor riesgo de sufrir Alzheimer, debido a que su cerebro tiene menor capacidad para lidiar con cambios asociados a la edad, en comparación con aquéllos que lo ejercitan mediante el estudio.

La especialista del Instituto Nacional de Geriatría (ING), explicó que el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa compleja, irreversible y de larga duración, cuyos síntomas van cambiando conforme avanza la enfermedad.

  • Etapas del Alzheimer

En la etapa inicial, señaló, las personas comienzan a presentar dificultades para aprender cosas, recordar lo sucedido en semanas previas e incluso los compromisos agendados a corto plazo.

En la etapa media, abundó, hay un efecto directo en la funcionalidad, mientras en la etapa avanzada, el adulto mayor presenta alteraciones de lenguaje e incluso problemas para realizar actividades básicas como comer, por lo que se vuelve dependiente.

  • ¿Cuántos tipos de Alzheimer existen?

En entrevista con el suplemento Salud y Bienestar, publicado por la Secretaría de Salud, Roa Rojas explicó que existen dos tipos de Alzheimer:

– El genético, que se caracteriza por presentarse sólo en el dos por ciento de los casos y aparecer en personas de entre 40 y 50 años, que tienen mutaciones en el gen presenilina.

– El esporádico, que está asociado con la edad por lo que los síntomas comienzan a presentarse después de los 65 años de edad. Su prevalencia en los 65 años de edad es de entre siete y ocho por ciento; en los 75 años, incrementa a 20 por ciento, y en mayores de 80 años, es de hasta 30 por ciento.

La especialista destacó que esta enfermedad no tiene cura, por lo que la detección temprana y oportuna más el tratamiento adecuado pueden ayudar a mantener la calidad de vida de las personas.