Una biografía rompe mitos de Melania Trump en la Casa Blanca

Kate Bennett es la única corresponsal de la Casa Blanca dedicada a cubrir exclusivamente la información sobre Melania Trump y la familia del presidente estadounidense. Avalada por el seguimiento que le ha hecho a la hermética primera dama, la periodista de la CNN ha publicado este martes el libro Free, Melania: The Unauthorized Biography (Melania, libre: La biografía no autorizada), un juego de palabras que alude a Free Melania (Liberen a Melania), una consigna que se lee en las manifestaciones en Washington. «No entiendo eso de ‘liberen a Melania’. ¿Por qué no sería yo feliz aquí?», le dijo una vez la eslovena a la reportera, según cuenta en el nuevo título.

El texto no logra derribar los pesados muros que ha levantado Melania en torno a su privacidad, pero sí permite acercarse un poco más al comportamiento de la primera dama más reservada de la historia moderna de Estados Unidos. En la obra se abordan temas como la relación poco cercana que mantiene con Ivanka Trump, el nacimiento de su hijo Barron y la comunicación constante con su marido.

Melania Trump no es una mujer florero, según la autora. Bennett critica que se la subestime de esa manera, cuando en realidad tiene una «influencia poderosa» sobre el mandatario, «tanto en materia política como en la forma en que maneja a su personal», escribe la reportera en el libro. Con los trabajadores de la Casa Blanca la primera dama es «amable y cálida», muy lejos de esa imagen hierática que proyecta. Una vez, cuando la periodista le preguntó por qué no sonreía ante los flashes, la primera dama le contestó que ella no era falsa. «No soy alguien que sonríe solo porque hay una cámara enfrente». Otro mito que intenta derribar la periodista es que Melania Trump, de 49 años, tiene una relación distante con el presidente. La autora afirma que la pareja habla continuamente por teléfono, aunque agrega que por esta vía la primera dama mantiene «frecuentes y tercas discusiones» con su esposo.

En las páginas del libro, Kate Bennett también rechaza la idea generalizada de que Melania no quería que su esposo se presentara a la carrera presidencial, al contrario: «Le presionó mucho para que lo hiciera. En parte porque sabía que ganaría y porque haría un buen trabajo». Tal como ya se había revelado en otro libro, la pareja duerme en habitaciones separadas. La exmodelo ocupa el dormitorio que durante la pasada Administración perteneció a Marian Robinson, la madre de Michelle Obama. Además, tiene una «sala de glamour», donde se peina y maquilla, y un gimnasio privado con una máquina para practicar pilates.

Uno de los episodios más jugosos del libro es el que se refiere a la filtración de unas fotos donde ella aparecía posando desnuda durante la campaña electoral de julio de 2016 y que publicó el New York Post. La primera dama no descarta que fuera obra de Roger Stone, exasesor de su esposo. «Melania no ha comentado cómo cree ella que el periódico sensacionalista consiguió las imágenes, pero sus amigos dicen que todavía se niega a creer que Trump le hubiese hecho eso. No está tan segura en el caso de Stone». La periodista introduce —al igual que en otros muchos pasajes de las 264 páginas del libro— alguna de las teorías que circularon en su momento: «Trump estaba tratando de evitar una mala semana en la campaña». El escándalo de las fotografías se produjo días después de que el presidente estadounidense arremetiera contra la familia musulmana de un soldado caído en Irak.

Otro de los pasajes del libro se centra en uno de los episodios más virales de la primera dama. En uno de los momentos más duros de la política antiinmigración de Trump, que logró incluso enfurecer a miembros de su propio partido el pasado mes de junio, la esposa del presidente viajó a McAllen, Texas, para visitar un albergue de niños, algunos de ellos separados de sus padres por las autoridades estadounidenses. La enorme difusión de ese momento no se produjo por la visita en sí, sino por el atuendo de Melania Trump. Vestía una gabardina de Zara, la marca de bajo coste favorita de Ivanka, en cuya espalda se podía leer: