La terapia antirretroviral beneficia a los recién nacidos con VIH

El VIH en niños sigue siendo un desafío global. Pese a los grandes avances logrados en la prevención y el control de la transmisión materno-fetal, el virus aún alcanza a los más pequeños. De hecho, según las estimaciones de ONUSIDA, en el África subsahariana se producen, cada día, entre 300 y 500 infecciones infantiles.

La terapia antirretroviral es efectiva en la edad pediátrica y consigue frenar una infección que, debido a la inmadurez del sistema inmunitario infantil, podría avanzar muy rápido. Sin embargo, su aplicación actual en los países con escasos recursos podría no ser la óptima, a juzgar por los resultados de un nuevo estudio.

En muchos de los entornos golpeados por la epidemia de VIH, la administración de tratamientos en bebés se indica, en el mejor de los casos, entre la cuarta y la sexta semana de vida. En cambio, esta nueva investigación muestra que iniciar la terapia antirretroviral de forma temprana, en las primeras horas de vida del bebé, aporta muchos más beneficios a los pequeños.
En concreto, esta estrategia consigue reducir drásticamente el reservorio del virus -los escondites donde el VIH se oculta y permanece latente- y protege al sistema inmunitario.
«Nuestro trabajo aporta nuevas evidencias que respaldan la necesidad de un diagnóstico temprano y la instauración del tratamiento en los primeros días de vida», explica la española Pilar García-Broncano, investigadora del Ragon Institute -centro dependiente de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts- y primera firmante del trabajo que publica Science Translational Medicine.
«La iniciación inmediata de la terapia antirretroviral, idealmente horas después del nacimiento, puede restringir el daño irreversible del sistema inmune neonatal en desarrollo y reducir la persistencia a largo plazo del reservorio viral, así como su diversidad», continúa la científica, que siguió durante dos años el caso de 10 bebés de Botsuana que nacieron con el virus y comenzaron a recibir tratamiento antirretroviral antes de sus primeras 30 horas de vida.

La investigación comparó su evolución con la de otros 10 pequeños seropositivos que habían iniciado la terapia a los cuatro meses de edad.