El cuerpo, ese lienzo enigmático en «Cuerpos pintados, rituales salvajes»

Cuando la desnudez cede ante la creación, el cuerpo humano puede ser un firmamento azul lleno de estrellas, una cara de lechuza, el mar, un ave con plumaje color obsidiana, el lomo de un jaguar, un árbol forrado de hojas, un pedazo de tierra, un tronco o simplemente un juego geométrico.

Las 55 fotografías que integran el libro Cuerpos pintados, rituales salvajes, que se acaba de publicar en español, son una muestra del trabajo realizado por 17 artistas plásticos, 18 modelos y siete fotógrafos, quienes —creativos y osados— utilizaron la piel como lienzo, rompieron los tabúes y los límites que se asocian con la desnudez y pintaron el cuerpo para reinventarse.

El fotógrafo Patricio Robles Gil y el escritor Federico Reyes Heroles narran en este volumen, a través de la imagen y la palabra, una historia contemporánea de resurrección del primitivo y milenario ritual de pintar el cuerpo, “que resguarda el poder de transformarnos”.

Como “bello, conmovedor y novedoso para los creadores y los modelos”, define Reyes Heroles el encuentro que se llevó a cabo hace diez años, el 12 de noviembre de 2009, en la Hacienda Tekik de Regil en Mérida, como parte del Noveno Congreso Mundial de Tierras Silvestres (WILD 9), que Robles Gil organizó en México.

Convencido de que “hemos fracasado en las batallas ambientales, pues el plástico está inundándolo todo, e incluso la Organización de las Naciones Unidas anunció que perdimos un millón de especies”, Patricio Robles apeló a este ejercicio de cuerpos pintados con inspiración en la naturaleza para invitar a la reflexión.

Uno de mis compromisos fue hacer de WILD 9 una experiencia memorable que guiara a las nuevas generaciones, y que tuviera acciones y compromisos.