¿Cuándo y cómo hablar de sexualidad con los niños?

Muchas personas piensan que la sexualidad se reduce al contacto sexual y al enamoramiento. Son temas importantes, que obviamente se han de tratar de manera específica con los menores, pero no son los únicos. También es necesario hablar sobre límites, toma de decisiones, emociones o autoestima . La sexualidad va mucho más allá del encuentro sexual.
Cuándo y cómo hablar de sexo con los menores
Uno de los primeros puntos que cabe tomar en consideración es que muchos de los que actualmente son padres forman parte de una generación que no ha recibido una educación sexual propiamente dicha. En consecuencia, no tenemos experiencia que nos ayude a enfrentarnos a esta situación con nuestros hijos. Nos faltan las habilidades necesarias.
Para reconducir esta situación podemos tomar varios caminos, todos ellos compatibles entre sí. Uno de ellos es formarnos a través de libros, talleres, seminarios o charlas, que nos dotarán de las herramientas necesarias para empezar conversaciones sobre sexualidad con los hijos. El segundo camino es fomentar que en los centros escolares se puedan impartir clases donde se hable del tema, eliminando la creencia de que si se habla de sexo esto generará una hipersexualización del hijo. El problema radica en que si no se forma con adultos y profesionales lo hará por otras vías más cuestionables, como la pornografía a través de internet o lo que les cuenten sus amigos, tan inexpertos como ellos.
Una de las principales dudas es cuándo empezar a hablar y cómo hacerlo. Lo mejor es hacerlo desde que son bien pequeños. Por ejemplo, podemos aprovechar la hora del baño para hablar sobre su cuerpo, explicarles que ese momento es íntimo, e iniciar una serie de buenas prácticas como llamar a los órganos sexuales por su nombre: vulva o pene.
Si utilizamos eufemismos o les ponemos apodos graciosos estamos ridiculizando los órganos sexuales, y diferenciándolos del resto del cuerpo, a cuyas partes nos referimos por su nombre. Otro momento para hablar de sexualidad es cuando en televisión aparece una imagen, una noticia o una escena sensual o erótica. En vez de mantener ese silencio incómodo o cambiar de canal podemos naturalizarlo y hablar de ello con normalidad.

El baño o escenas eróticas en televisión dan pie para hablar de sexualidad con naturalidad desde muy pequeños. i poco a poco vamos siguiendo este camino estaremos generando un vínculo de confianza con los hijos, ofreciéndoles la oportunidad de apoyarse en los padres y resolver dudas o situaciones de malestar que se puedan encontrar.

Por supuesto, dentro de la educación debe abordarse también la sexualidad de modo integral. Así, deben formar parte del proceso de aprendizaje los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad. Y es necesario hacerlo desde casa y desde la escuela conjuntamente.

Existen pruebas significativas sobre el impacto de la educación sexual sobre la salud y el comportamiento sexual. Y los datos dicen que:

– Con más conocimiento la actitud sexual de los jóvenes mejora respecto a la salud y a los comportamientos sexuales.

– La educación en sexualidad, tanto en la escuela como en casa, no aumenta la actividad sexual ni los comportamientos sexuales de riesgo.

– La participación de padres y docentes en conjunto logra mejores resultados en el bienestar sexual de los niños.

La clave, pues, consiste en funcionar como equipo, normalizando y naturalizando la sexualidad a través de una educación basada en los derechos humanos, la igualdad de género, las relaciones y la reproducción. El objetivo es abordar desde una perspectiva positiva situaciones como el comportamiento sexual de riesgo, el cuerpo, las emociones y los miedos, con el fin de desarrollar en los niños y jóvenes los valores de respeto, responsabilidad, inclusión, igualdad, empatía y reciprocidad, consiguiendo así que tengan salud y bienestar sexual.