Joaquín Díez-Canedo Manteca, ‘un editor de leyenda’

Un editor inolvidable. Esto fue el madrileño Joaquín Díez-Canedo Manteca (1917-1999) para los escritores mexicanos Hernán Lara Zavala (1946) y Marco Antonio Campos (1949), quienes recuerdan su trato “generoso y abierto” cuando le propusieron que publicara sus primeros libros, lo que marcó sus vidas y su carrera, confiesan.

Han pasado 44 años de ese primer encuentro. Nunca puso un reparo. Me conmueve su recuerdo hasta la raíz del alma. Sin duda fue el mejor editor de literatura mexicana en el siglo XX. Un auténtico caballero y, ante todo, un gran hombre”, comentó ayer Campos.

Don Joaquín no ha muerto. Este homenaje es un acto de justicia poética en favor de un gran editor que cambió los destinos de la industria editorial en México y en Latinoamérica. Larga vida a don Joaquín”, agregó Lara Zavala.

Ambos fueron dos de los autores de la editorial Joaquín Mortiz, que Díez-Canedo Manteca fundó en 1962, en la que lanzó las famosas colecciones Serie del Volador (narrativa) y Las Dos Orillas (poesía), que estuvieron presentes ayer en el homenaje que la UNAM le rindió a este poeta y traductor que llegó a México en 1940.

En el marco del coloquio Exilio y autonomía, organizado por el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, se revisó el legado del creador de la clásica colección Letras Mexicanas del Fondo de Cultura Económica (FCE), donde trabajó durante 20 años, de 1942 a 1962. Participaron además los investigadores James Valender y Freja Cervantes, y Aurora y Joaquín Díez-Canedo Flores, hijos del legendario editor.

En una sala pequeña y ante un público cálido, conformado por amigos y familiares de la familia Díez-Canedo, entre cuyos asistentes se encontraba Aurora Flores Zertuche, de 98 años, viuda del homenajeado.