Presenta Sole Giménez su disco «Mujeres de música» en el Lunario

Sole Giménez le da vida al universo femenino hispano, con mujeres que esperan ramitos de violetas, que le cantan al amor, que son supervivientes, que cruzcan montañas y rompen esquemas, y ha presentado en México su noveno disco como solista, «Mujeres de música», con el que, dice, rinde un homenaje a compositoras que deberían estar sentadas en la primera fila de la historia de la música contemporánea.

«Mujeres de música», su disco 20 en 35 años de carrera -cuando empezó en los años 80 con el grupo Presuntos implicados-, es de gran formato, fue grabado con orquesta, con los arreglos de su músico inseperable, Iván «Melón» Lewis, pero ha llegado al Lunario con una factura elegante y simple, a piano y violín. Y no ha hecho falta nada más, la intérprete que se ha tatuado en la muñeca la palabra Namasté, tiene una voz exquisita que inunda todo a su alrededor.

Solé, a quien de niña le llamaban Marisol, pero el nombre le resultaba insoportoble y simplemente lo acortó, está en la memoria juvenil de al menos dos generaciones que la han acompañado durante sus más de tres décadas, por lo que en este concierto presenta no sólo las canciones de compositoras como Chabuca Granda (Peru), Rosana (España), Dona Ivonne Lara (Brasil), Mari Trini (España), Eladia Blázquez (Argentina), Natalia Lafourcade(México), Totó La Momposina (Colombia), Rozalén (España), Violeta Parra (Chile), Isolina Carrillo (Cuba) y Consuelo Velázquez (México), sino también sus grandes clásicos.

«Son mujeres que rompieron la tradición que decía que debían quedarse calladas como Chabuca Granda, por mujeres como ella yo estoy ahora aquí; pero también hay jóvenes que están dando una personalidad francamente preciosa a la música, por eso en el disco también hay autoras que son más jóvenes como yo, como Natalia Lafourcade. Ella me encanta desde su primer disco, tiene tanta personalidad, y ahora que se oye tanto reguetón es muy bueno que haya artistas que se distingan tanto como ella, con esa autenticidad», dice Solé antes de interpretar una extraordinaria versión a piano y violín de «Hasta la raíz», de la compositora mexicana.

Y así, una a una Solé las va presentando, comparte con el público sus hallazgos de autoras prácticamente desconocidas fuera de su país de origen, como Eladia Blázquez, quien, dijo, fue la primera mujer argentina que se atrevió a componer un tango, un género compuesto siempre desde la mirada masculina hasta que ella irrumpió en la escena. «Me daré por bien servida si salen esta noche a buscar algunas de sus canciones», dice Solé antes de intepretar «Corazón al sur».

«Talismán», «Bésame mucho», «Vivir», «La flor de la canela», «Amores», «El pescador», «Ramito de violetas», «Dos gardenias», son algunas de las canciones que interpreta la cantante española; pero la memoria colectiva exige a gritos obras de su autoría, aquellas canciones de los ya lejanos años 80 y 90.

Solé, artista generosa con su público, quien suele pasar largo rato con sus admiradores al final de sus conciertos, como ha ocurrido esta noche, interpreta «Mi pequeño tesoro» y «Alma de blues», dos de sus temas favoritos; luego vislumbra entre el público a la cantautora Rosalía León y la invita a cantar «Dimensión astral», autoría de la mexicana. Y hace un regalo más, «Cómo hemos cambiado», un clásico del repertorio de Presuntos implicados.

Este encuentro íntimo de Solé con su público cierra con uno de los temas que, suele decir, fue un éxito rotundo sólo en México, en donde a lo largo de los años le han dicho que forma parte de la historia sentimental de decenas de parejas y exparejas, «Cuando quiero sol».