Vuelos sin billetes físicos, colas ni controles de pasaportes

Volar sin preocuparse de llevar el pasaporte o el billete encima; no esperar para facturar el equipaje e incluso poder olvidarse de él porque no hay ninguna posibilidad de que se pierda y porque, cuando llegue a su destino —bien sea su casa o un hotel—, ya estará allí; no tener que ir con antelación al aeropuerto; no volver a hacer colas, sacar el móvil para validar la tarjeta de embarque en diferentes puertas ni interactuar con agentes de seguridad.

Aunque pueda parecer una situación un poco futurista, está en el imaginario de aerolíneas y aeropuertos de todo el mundo, que centran sus esfuerzos en hacerla realidad.

El número de pasajeros de avión no para de crecer. Se espera que se duplique en los próximos 20 años, según Sergio Colella, presidente en Europa de SITA. Un proveedor de tecnología para las aerolíneas y aeropuertos de todo el mundo. También aumentará el número de vuelos.
Pero no la cantidad de aeropuertos. Ni el tamaño de los ya existentes: “El aeropuerto de Ginebra no puede expandir sus infraestructuras. Está entre el lago, la ciudad y la montaña”.

La clave para gestionar este aumento de viajeros y hacer realidad ese imaginario que persiguen aeropuertos y aerolíneas, según sostiene, está en la tecnología.

El sector aéreo ya la incorpora en cada uno de sus procesos: desde la compra hasta el check in, la gestión del equipaje, el embarque de pasajeros, el control de las operaciones o la predicción de riesgos.

Solo en 2018 gastaron 50.000 millones de dólares, según el estudio SITA 2019 Air Transport IT Insights.

La mayor inversión se produjo en servicios en la nube y ciberseguridad. Pero en el sector se apuesta por todo tipo de tecnologías: desde IoT, pagos digitales y visión computacional a blockchain, inteligencia artificial o 5G.

Esta inversión responde a un cambio en el comportamiento de los usuarios. Colella hace una diferencia entre dos tipos de viajeros: los que nacieron antes de la era digital y los de después.

En la primera categoría, están las personas “analógicas y acostumbradas a interacciones físicas”. En la otra, quienes han nacido en una sociedad digital: “Tratan los viajes como tratan cualquier otro aspecto de su vida: a través del teléfono”.

Una única experiencia simplificada en la que no haya tantos pasos y solo tengan las interacciones humanas estrictamente necesarias”.