Jonas Brothers tienen amor sin condiciones en México

Una vez fan de Jonas Brothers…¡jonática hasta el fin de los tiempos!

Ellas son un caso especial, quizá único, porque exactamente hace seis años el corazón se les hizo añicos: Nick, Kevin y Joe acabaron con sus sueños. Cualquiera hubiera abandonado, todas estas seguidoras no. Se convirtieron en lo que cualquier artista ha soñado: verdadero amor incondicional.

Anoche, en el Palacio de los Deportes, los tres descendieron cobijados por una sombra, Kevin tocaba la guitarra; chispas iluminaron su descenso hasta que tocaron el piso. Las caras de las jonáticas eran comprensibles: lágrimas, las venas de la sien resaltadas, ruborizadas, sudadas; se abrazaban una a otra, pero cómo carajos no lo iban a hacer si los niños de antaño se convirtieron en hombres y, trajeados, estuvieron frente a las 16 mil 500 que ni locas se perdían esta ocasión única e irrepetible. Rollercoaster y S.O.S. fueron las primeras rolas.

Los Jonas se pararon al centro del escenario simplemente a contemplar y escuchar. El Domo de Cobre condensó un agudo grito, prolongado, que salió de todas aquellas que jamás perdieron la esperanza. Nadie decía nada, sólo se escuchaba esa desesperación, felicidad y euforia que, en Monterrey, tuvo sacado de onda al exfutbolista naturalizado mexicano Guille Franco, cuyo video se viralizó esta semana.

Nada ha cambiado. Los celulares continúan todo el tiempo arriba, grabando cada paso que Joe y Kevin dan a los extremos; no pierden detalle de los movimientos de Nick y, al mismo tiempo, cantan y bailan Fly With Me.

Han crecido y madurado, quizá la mayoría de las fans esté arriba de los 20, cerca de los 30 años, puede que hayan acabado la carrera, ya tengan una familia, pero nunca desecharon la playera, la camiseta, el souvenir que las hace parte de la vida de los Jonas.

Sucedió algo antibíblico, algo opuesto al pasaje en el que Moisés divide el mar. Nick, Kevin y Joe bajaron del escenario, cruzaron por en medio para subir a una tarima y cantar Hesitate, su paso fungió como atracción y las dos olas de personas chocaron en medio, intentando alcanzar, siquiera rozar a alguno de los tres.

Vinieron las complacencias. “¿Qué quieren escuchar?”, dijo Joe. Les pidieron Runaway, Hello Beautiful y I Gotta Find You. Deseo hecho realidad. Las pancartas se levantaron, corazones de papel con el nombre de los tres y fotos impresas de todas aquellas que ya los conocieron también se presumieron.

Mucho se ha rumorado de su ruptura, que si fracturas familiares o que si necesitaban tiempo para cada uno. Lo cierto es que este show les ha otorgado la oportunidad de brillar por separado. ¿Quién fue el Jonas favorito? Difícil, las fans le celebraron Jealous a Nick, y ni se diga Cake by the Ocean, de DNCE, el proyecto de Joe. Uff, las jonáticas están verdaderamente locas, demostraron que los tres son amados por igual.

Kevin reapareció al piano para que Nick pudiera abrir los primeros versos de Comeback, secundado por Joe. La banda en vivo desapareció, ahora sí estaba el trío solito, justo como los querían ver en pista, gradas y palcos. When You Look Me in the Eyes cerró la intimidad entre piano y seguidor.

Es difícil de creer que hace seis años nos separamos, así que estar frente a miles de ustedes es realmente especial y que se hayan mantenido juntos es el mundo para nosotros”, dijo Nick. Los tres levantaron caballitos y se metieron un fondo para celebrar al final de I Believe.

Otro golpazo a la nostalgia: un mix de puras rolas viejitas, de cuando eran niños. La primera fue Mandy, su primer tema grabado, le siguieron Got me Going Crazy, Play My Music y hasta llegar a tirar y poner todo de cabeza con la canción que los hizo un hitazo, Lovebug.

Nadie quería que se terminara la noche, obviamente, pero así fue y ya los Jonas Brothers tuvieron que despertar y devolver a todos a la realidad con Burnin’ Up y Sucker.