Greta Thunberg: la voz de una generación que teme por su futuro en la Tierra

El viernes 20 de septiembre muchos niños gritaron sobre el Paseo de la Reforma para demandar acciones contra el calentamiento global. Manifestaciones mucho más ruidosas sucedieron en Nueva York, en Hamburgo, en París… ¿Quién los convocó?
“Cuando tenía 11 años me enfermé. Caí en la depresión. Dejé de hablar y dejé de comer. En dos meses perdí unos 10 kilos de peso”, reveló la líder del movimiento Fridays for Future, Greta Thunberg, en enero de este año durante una plática pública TED en Estocolmo, Suecia, el país en el que nació en 2003.
“Más tarde me diagnosticaron el síndrome de Asperger, TOC y mutismo selectivo. Eso básicamente significa que solo hablo cuando creo que es necesario.
Ahora es uno de esos momentos”, avisó.
¿Cómo una niña de 11 años cayó en una depresión?
Su padecimiento comenzó a sus 8 años cuando escuchó por primera vez sobre el “cambio climático”, esa modificación arbitraria que los humanos motivaron y parece que ya aceptaron como inevitable.
Greta supone que en una condición inercial, cuando lleguen a la adultez ella y su hermana Beata no tendrán la calidad de vida que sí gozan aún su madre, la cantante de ópera Malena Ernman, nacida en 1970, y su padre, el actor Svante Thunberg, de 50 años.
La joven pensó equivocadamente que tal amenaza ameritaría una atención generalizada: “Titulares, radio, periódicos, nunca leerías ni escucharías nada más. Como si hubiera una guerra mundial”, expuso aquel día de enero en Estocolmo.
Pero nadie habló de eso, para su mayor tristeza. Si la quema de combustibles era tan grave que amenazaba la propia existencia, ¿por qué no hubo restricciones? Eso la deprimió aún más.
Raúl Asís Monforte, un mexicano que promueve las energías limpias, ha seguido la trayectoria pública de Greta.
«Para ella, diagnosticada con Asperger, las cosas son o no son, no hay medias tintas», escribió recientemente Asís Monforte en un texto para El Financiero.

“(Greta interpreta que) si algo nos está haciendo daño y de eso depende nuestra propia existencia, deberíamos poder detenerlo de inmediato”, expuso en ese escrito.

Y eso pide Thunberg desde agosto de 2018, cuando a los 15 años inició manifestaciones pacíficas cada viernes frente al parlamento sueco, saltándose sus clases, en lo que llama huelgas escolares de viernes. Pronto se unieron muchos.

Su movimiento Fridays For Future cobró fuerza durante los más recientes 12 meses: habló ante legisladores en París y en Bruselas y con líderes congregados en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, en Davos.

Hace unos días habló en la Cumbre sobre el Clima de la ONU, en Nueva York, a donde llegó a bordo de un velero desde Europa. Ahí acusó a representantes políticos y de empresas de no trabajar para revertir la crisis climática.

“Estamos en el comienzo de una extinción masiva y de lo que ustedes hablan es dinero, cuentos de hadas de eterno crecimiento económico, ¿cómo se atreven?”, reclamó casi llorando.

Haríamos bien en escucharla, para variar.