No sólo la Amazonia se incendia

En Sudamérica, la Amazonia arde. Del otro lado del mundo, en África central, vastas extensiones de la sabana están en llamas. Las regiones árticas en Siberia se queman a un ritmo sin precedentes.

Aunque los incendios en Brasil se han convertido en una crisis internacional son sólo una parte de los muchos que suceden alrededor del mundo. Su mayor severidad y dispersión a lugares donde antes rara vez había quemas provoca temor de que el cambio climático esté exacerbando el peligro.

Las temperaturas más calientes y condiciones más secas “van a seguir coadyuvando al potencial de un incendio”, advirtió John Abatzoglou, profesor adjunto del Departamento de Geología en la Universidad de Idaho.

Los incendios forestales contribuyen al cambio climático no sólo porque liberan en la atmósfera dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, sino también porque matan árboles y vegetación, los cuales eliminan del aire las emisiones responsables de alterar el clima.

Desde julio, los incendios han reducido a cenizas aproximadamente 2.5 millones de hectáreas de bosques siberianos. En Alaska, han consumido más de un millón de hectáreas de tundra y bosques nevosos.

El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta.

Y a pesar de que se suele describir a la Amazonia como el Pulmón del Mundo, aludiendo a la capacidad de este bosque de producir oxígeno y almacenar dióxido de carbono, otros bosques como los de Siberia son tan importantes para el sistema climatológico del mundo como los bosques tropicales.

Una de las razones por las que los incendios en los bosques árticos son especialmente preocupantes es que, además de que se queman árboles y pastizales, también se incendia la turba, un material orgánico parecido a la tierra que está en el suelo y que, por ser rico en carbono, al quemarse emite mucho más dióxido de carbono que los árboles por cada hectárea que se consume.

Antes, los incendios de turba en climas septentrionales eran raros porque había más humedad.

La crisis en la Amazonia es un ejemplo de fuegos que se prenden deliberadamente, a fin de desmontar tierras que se usan para cultivar o para que el ganado paste. En el caso de Brasil, la razón es la demanda mundial de soya y ganado vacuno.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, defendió la expansión de la industria agrícola y descartó la idea de aumentar protecciones a grupos indígenas que viven en la selva.

De cualquier manera, “aún no sabemos qué porción del área se ha incendiado”, advirtió Laura C. Schneider, profesora adjunta del Departamento de Geografía de la Universidad de Rutgers.

En el sureste asiático, 71% de las turberas (un tipo de humedal) se perdió en Sumatra, Borneo y Malasia peninsular entre 1990 y 2015. En muchos casos los bosques fueron remplazados por plantaciones para producir aceite de palma, uno de los cultivos más importantes de la región que se usa en una variedad de productos, desde galletas hasta perfume.

En 2015, el esmog y la bruma del fuego en las turberas fueron tan severos que es probable que hayan ocasionado la muerte de cien mil personas, de acuerdo con un estudio publicado al año siguiente. A raíz de la bruma de aquel año, el gobierno adoptó medidas para reducir el número de incendios, pero este año la bruma regresó.

Aunque ambos involucran la quema de turba, los incendios en Indonesia son diferentes de los que están sucediendo en las zonas septentrionales del mundo, como el Ártico. A mediados de este año, se desataron incendios forestales en toda la región, incluyendo Alaska, Groenlandia y Siberia, en lugares que no solían incendiarse.

El fuego se enciende a causa de las temperaturas más altas que secan las plantas y las hace más inflamables. Muchos investigadores dicen que el calor es una señal del cambio climático en una región que se ha calentado con mayor rapidez que el resto del mundo. Por ejemplo, a mediados de este año partes de Alaska rompieron récords: Anchorage alcanzó la temperatura histórica de 32 grados centígrados el 4 de julio, cuando el promedio para esa fecha es de 23 grados.

Durante los primeros 18 días de agosto, los incendios en el Ártico emitieron 42 megatoneladas de dióxido de carbono.

Si bien los incendios que han golpeado el Ártico son inusuales, no todos son inesperados. En algunos lugares, hay un ciclo estacional de incendios que desempeña un papel importante en el ecosistema. Un ejemplo es el oeste estadunidense.

Una razón por la que lugares como California al parecer tienen incendios todos los años es porque este estado, junto con gran parte del oeste y suroeste de Estados Unidos, es lo que los investigadores llaman ecosistemas adaptados al fuego.

Algunas zonas han evolucionado con el tiempo no sólo para tolerar el fuego, sino para necesitarlo. Por ejemplo, el pinus contorta, un árbol perennifolio común en EU, necesita del calor para liberar sus semillas.

Existe un patrón similar en algunos de los incendios de África subsahariana. De acuerdo con Abatzoglou, los ecosistemas de la sabana justo al norte y al sur de los bosques tropicales de África se incendian de manera predecible cada dos o tres años.

Aun así, el cambio climático puede tener efectos drásticos en los incendios forestales, incluso en estas partes del mundo. Por ejemplo, investigaciones publicadas este año indican que los incendios de California son 500% más grandes de lo que serían sin el cambio climático provocado por el hombre.

LOS DATOS

  • En Europa, la situación también es alarmante. En Grecia, el año pasado quedó marcado por la muerte de más de 100 personas debido a incendios en las zonas costeras de Ática.
  • De enero a agosto de este año, el fuego arrasó en España con 71,486 hectáreas de terreno, más del triple de las afectadas en el mismo periodo en 2018, que fueron 19,769 hectáreas, según el Ministerio de Agricultura ibérico.
  • El Centro Común de Investigaciones de la Comisión Europea afirmó que en el primer semestre de 2019 el fuego destruyó más de 250 mil hectáreas (en 2018 fueron 181 mil).
  • Portugal no es la excepción. Durante cuatro días un incendio afectó Vila de Rei, en el distrito de Castelo Branco, acabando con unas 9,500 hectáreas y causando heridas a 30 personas.
  • Los incendios en Francia, Italia, Grecia y Turquía suponen más de 80% de la superficie total que se quema cada año en Europa, alertó la OMM.