7 cosas que nunca deberíamos prohibir a nuestros hijos pero prohibimos todos los días

Sí, poner límites y normas a los niños es una de los pilares de la educación. Los necesitan para crecer, aprender y relacionarse con su entorno de forma saludable.
Sin embargo, hemos de tener cuidado con el exceso de normas o que estas se conviertan en un enorme listado de cosas que no deben hacer. De hecho, aunque parezca extraño nunca deberíamos prohibir a nuestros hijos hacer o decir estas cosas tan mundanas y, sin embargo, lo hacemos. Porque ojo, ciertas restricciones pueden hacer que el niño se sienta inseguro y relentizado en su aprendizaje.
1- Cometer errores: ¿a ti te gusta que te regañen y te griten cuando cometes errores? A un niño tampoco, más aun cuando está en pleno proceso de aprendizaje y todavía le cuestan cosas como atarse los zapatos, hacer bien su cama o guardar cada juguete en su sitio. Lo importante es ayudarles a mejorar día a día y darles el tiempo y las pautas necesarias para que vayan aprendiendo poco a poco a hacer tareas que a nosotros nos parecen sencillas, pero a ellos, un mundo.
2. Llorar: frases como “no llores” o “deja de llorar de una vez” sólo enseñan a los niños que llorar es malo. Si cada vez que lloran les regañamos e incluso gritamos, comenzarán a reprimir sus emociones, intentarán no mostrarlas o exteriorizarlas y se convertirán en adultos que no manejan bien sus emociones. ¿No es mejor preguntarle por qué llora y darle nuestro apoyo? ¿No es mejor abrazarle y hacerle sentir querido?
3. Decir no: a pesar de ser un niño y a pesar de que nosotros somos quienes marcamos las normas y nuestros hijos deben obedecernos, no quita que el niño no sea un miembro más de la familia con voz y voto. Frases como “no vuelvas a decirme que no, aquí se hace lo que digo yo y punto”, convierten a nuestros hijos en sumisos y conformistas. Debemos dejar un espacio en el que el niño pueda expresar lo que le apetece o no apetece, lo que quiera o no quiera hacer.
4. Expresar su opinión: va en consonancia con la prohibición número 3. Con la excusa de que son pequeños y… “ellos qué sabrán”, no les dejamos espacio para expresar sus propios pensamientos y deseos.
5. Ser inquieto, curioso y ruidoso: Los niños corren, saltan, chillan y ríen con fuerza. Los niños hacen travesuras, tienen rabietas, desobedecen, son nerviosos, tienen mucha energía, curiosean, se prueban, descubren, se equivocan… No son muebles de escritorio… ¡Son niños! Y así, en definitiva, es como los niños son felices, haciendo ruido. Nosotros debemos enseñarles a comportarse en cada lugar pero, en definitiva, no podemos obligarles a estar callados, quietos y serios en todo momento. Cuando un niño juega y chilla, es feliz.
6- Comer solos: con la excusa de que se van a manchar o que son muy pequeños, muchos padres tienden a darles de comer ellos mismos a edades en que los niños ya son capaces de llevarse el tenedor o la cuchara a la boca sin ayuda. Es una actitud de sobreprotección que no ayuda al niño a desarrollarse.
7. Tener miedo: los miedos en la infancia son normales. De hecho, hay miedos que están asociados a cada edad, a medida que crecen los niños desarrollan unos miedos y superan otros. Nunca debemos prohibir a los niños tener miedo de la oscuridad, de los perros, del médico, de estar solos o de los extraños. No hemos de hacerles sentir avergonzados por tener miedos y sí debemos estar con ellos y acompañarles para poder superarlos.