Temporada 2012-13: el fin de Howard y el ocaso de los Lakers

Howard vuelve. Sería un gran titular para cualquier blockbuster hollywoodense, si no fuera porque la huella que dejó el pívot en la franquicia a la que retorna es más dudosa que otra cosa. El que fuera el hombre más dominante de la NBA regresa a la entidad en la que comenzó su caída a los infiernos.
Es curioso, pero la temporada 2012-13 marcó un antes y un después para Howard, los Lakers, Kobe Bryant e incluso la competición. La Liga vio como LeBron James ganaba su segundo anillo de campeón en unas Finales para el recuerdo que dejaron en evidencia que los Spurs aún tenían algo que decir en la que parecía una dinastía eterna (al año siguiente ganaron el quinto y último campeonato de la era Popovich-Duncan).
También fue ese año en el que Kobe Bryant mostró su última versión sobrehumana, llevando a una plantilla que juntó más talento que muchas y que funcionó como pocas, a los playoffs. Sería también el último año que los Lakers jugarían la fase final antes de iniciar una larga crisis que empieza a ver (aparentemente) la luz. Y también fue el principio del fin de un jugador que estaba llamado a ser el relevo de Shaquille O’Neal y que venía de dominar los tableros en los Magic.
Precisamente la historia empezó con la salida de Howard de Orlando. Una marcha tumultuosa, que se agravó por la mala relación que acabó teniendo el pívot con su mentor, Stan Van Gundy, el técnico con el que mejor ha jugado. Llegaba a los Lakers en un traspaso a cuatro bandas para firmar por una temporada e iniciar una historia que se creía que duraría más de lo que finalmente duró.
La estancia de Dwight con los Lakers fue un quiero y no puedo. En teoría, era la operación perfecta. Salía de los Magic tras llevarles a las Finales de 2009 (al igual que hizo Shaq años antes) .