China soporta la golpiza económica de Trump

La economía china de nuevo muestra señales de desaceleración. Aunque arrancó el año con el pie derecho, para el segundo trimestre la tasa de crecimiento anual cayó al 6.2 por ciento, la más baja en casi tres décadas.
Tampoco es una situación de pánico; para una economía valuada en la actualidad alrededor de los catorce billones de dólares, esa tasa de crecimiento resulta impresionante.
En cuanto a la guerra comercial con Estados Unidos, si bien afecta a los exportadores, también pone de manifiesto cuánto impulsa la demanda nacional a la economía china. El elemento clave a observar en los próximos meses será si esa fortaleza interna todavía basta para contrarrestar la agitación del conflicto comercial.
Es evidente que la situación de las exportaciones se ha agravado. El año pasado, con todo y que el presidente estadounidense Donald Trump comenzó a imponer aranceles a China, sus exportaciones registraron un aumento del 10 por ciento. Por desgracia, este año su crecimiento ha sido casi nulo.
En mayo, Trump decidió aumentar los aranceles a los productos chinos, además de amenazar con autorizar el cobro de tasas más altas de derechos aduaneros a China si los negociadores comerciales no logran resolver el estancamiento en el que se encuentran.
Por su parte, China parece no tener ninguna prisa en concretar un acuerdo: Zhong Shan, el implacable ministro de Comercio, se sumó hace poco al equipo de negociación. En comentarios publicados recientemente, culpó a Estados Unidos por la guerra comercial, además de describirla como “un ejemplo clásico de unilateralidad y proteccionismo”.
El hecho de que China esté dispuesta a adoptar una postura más inflexible refleja, en parte, la confianza que tiene en su propia economía. La actividad económica mostró cierta aceleración hacia el final del segundo trimestre.
La inversión en fábricas, caminos y otros activos fijos subió un 6.3 por ciento en junio en comparación con el mismo mes el año anterior, que representa un incremento con respecto al 4.3 por ciento observado en la comparación anual hasta mayo. Las ventas en el sector minorista también mostraron solidez, con un alza del 9.8 por ciento en junio en comparación con el mismo mes el año anterior: un movimiento al alza a partir del 8.6 por ciento registrado en mayo.
Con todo, se desconoce cuánto más podrá resistir la economía. Parte de la fortaleza observada solo es transitoria. Las ventas de automóviles, que habían permanecido estancadas, aumentaron en junio a una tasa de dos dígitos, lo cual se reflejó en las ventas del sector minorista. Sin embargo, se debió en gran medida a que los distribuidores bajaron los precios para reducir sus inventarios antes de la entrada en vigor de las nuevas normas sobre emisiones en julio.

También parece que el sector inmobiliario, un barómetro usual de la economía, mantendrá la tendencia a una menor actividad tras la baja en ventas observada en el segundo trimestre, y quizá la incertidumbre que genera la guerra comercial sea un factor negativo. Las empresas extranjeras han comenzado a cambiar más operaciones fuera de China.

El gobierno ha empezado a invertir más en infraestructura, un método más que probado en China para impulsar el crecimiento. Desde hace algunos meses, ha permitido que los funcionarios municipales obtengan fondos con mayor facilidad para construir vías férreas y carreteras. Como resultado de la inyección de efectivo del banco central al sistema financiero, el crecimiento nominal del crédito también ha ido al alza desde finales de 2018.

No obstante, el gobierno no está dispuesto a sobrepasar ciertos límites. El presidente chino, Xi Jinping, declaró que contener los riesgos financieros es cuestión de seguridad nacional. En esta ocasión, es menos probable que se produzca otro estímulo gigante, que en el pasado era una medida rutinaria en cuanto se desaceleraba el crecimiento.

También hay que considerar que el gobierno tiene menos dinero para maniobrar, pues ha acumulado una enorme deuda en los últimos diez años. No solo eso, sino que desea conservar finanzas públicas sanas en caso de que se agrave la guerra comercial. En resumidas cuentas, por ahora debemos acostumbrarnos a leer noticias sobre tasas bajas de crecimiento en China no vistas en varias décadas. Es probable que las veamos de nuevo el siguiente trimestre… y tres meses después también.