De soñar con Pelé a leyenda del beisbol

Mariano Rivera fue el último. No podía ser de otra forma.
Al segundo beisbolista de Panamá en ser exaltado al Salón de la Fama le correspondió el último de los seis discursos de aceptación, y cerrar fue su especialidad.
“No entiendo el por qué siempre tengo que ser el último”, dijo Rivera al dirigirse a la multitud que aguardó para darle la ovación más fuerte de la ceremonia. “Supongo que ser el último es especial”.
Integrante de un núcleo conformado por el torpedero Derek Jeter, el zurdo Andy Pettitte y el receptor Jorge Posada, todos presentes en el acto de exaltación, Rivera fue fundamental para que los Yankees conquistasen cinco títulos de Serie Mundial entre 1996 y 2009. Se acreditó 42 salvamentos con efectividad de 0.70 a lo largo de 16 postemporadas, incluyendo 11 rescates en el Clásico de Octubre.
Su elección fue histórica al convertirse en el primer jugador con un respaldo unánime por parte de la Asociación de Cronistas de Beisbol de Norteamérica, al recibir 425 votos. Todas sus 19 campañas en las Mayores fueron en Nueva York.
“Es un privilegio y un honor ser parte de una sola organización”, afirmó Rivera. “Lo hice con dignidad, honor y orgullo».