Para llegar a EU, migrantes prefieren pagar a “coyotes” que a un abogado

Frustrado por una larga espera en México mientras tramitan su asilo en Estados Unidos, el salvadoreño Omar González, de 30 años, dijo que planeaba abandonar su solicitud y pagarle a un traficante de personas para que lo lleve en el peligroso viaje al norte a través de la frontera con Estados Unidos.
Aunque alto, el costo de los ‘coyotes’ es menor al que deben pagar a un abogado en Estados Unidos para que tome su caso de asilo, coincidieron los 15 migrantes entrevistados por Reuters.
González, uno de ellos, explicó que había llegado a un acuerdo con un contrabandista que prometió llevarlo a él y a su novia por una de las rutas ilegales a través de la frontera entre ambos países por cinco mil dólares cada uno.
En cambio, una docena de centroamericanos enviados a Tijuana bajo el programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés) mencionaron que los abogados de inmigración de Estados Unidos les habían solicitado entre ocho mil y 10 mil dólares para administrar sus solicitudes.
Omar González explicó que el dinero con el que pagaría al contrabandista provendría de su familia que actualmente vive en Estados Unidos.
Incapaz de obtener un empleo en Tijuana sin un permiso especial según los términos de su solicitud de asilo, González señaló que estaba trabajando ocasionalmente a tiempo parcial ganando sólo 180 pesos por día.
Hace cinco meses, González fue devuelto a Tijuana por autoridades estadounidenses tras pedir asilo en Estados Unidos bajo un programa lanzado por el presidente Donald Trump en enero que obliga a los solicitantes a esperar en México mientras se procesan sus casos. Pero muchos centroamericanos que esperaron durante meses en Tijuana se mostraron profundamente desanimados por el engorroso y prolongado proceso.

Los migrantes indicaron que abandonarían sus solicitudes de asilo y que, en cambio, cruzarían la frontera de manera ilícita con la ayuda de ‘coyotes’, porque sentían que el nuevo programa estaba diseñado para frustrarles el paso.

Una fotografía de un salvadoreño y su pequeña hija que se ahogaron tratando de llegar a territorio estadounidense desde México despertó este miércoles la conciencia mundial sobre los pasos desesperados que tomaron los migrantes.

Pero González expuso que a pesar de los peligros, no podía correr el riesgo de ser devuelto a Honduras porque una pandilla criminal había amenazado con matarlo a menos que pagara dinero por el “derecho” a tener abierta su tienda en San Pedro Sula, la capital hondureña del crimen.

“Ya no puedo esperar más, con ayuda de Dios y de mi familia me voy a aventar con ‘coyote’. No tengo otra salida porque si regreso a mi país me van a matar”, aseguró.

El proceso de asilo a menudo puede durar dos años debido a una acumulación de casi 800 mil casos en los tribunales de inmigración estadounidenses. Al final del largo proceso, casi el 90 por ciento de los reclamos de los centroamericanos son rechazados, según las autoridades de Estados Unidos.

En el pasado, cuando los solicitantes podían esperar en suelo estadounidense, muchos estaban dispuestos a aceptar esas probabilidades. Pero al final del proceso, varado en Tijuana, una de las ciudades más violentas de México, con escasas oportunidades para trabajar y la posibilidad de ser deportado, González puntualizó que un contrabandista parecía la mejor opción.

“No me puedo arriesgar a que me deporten”, afirmó González. “Quisimos hacer las cosas legalmente pero ha sido más difícil”.

Desesperado por salir de México
La cantidad de centroamericanos que llegan a la frontera México-Estados Unidos ha aumentado este año, lo que ha llevado a Trump a exigir una acción más dura de parte del Gobierno mexicano.

La patrulla fronteriza de Estados Unidos dice que ha detenido a 664 mil personas a lo largo de la frontera sur en lo que va del año, lo cual representa un aumento del 144 por ciento con respecto al año pasado.

Desde que se lanzó el programa MPP en enero, más de 15 mil solicitantes de asilo han sido enviados de regreso a Tijuana y otras dos ciudades mexicanas, Mexicali y Ciudad Juárez.

Con Trump amenazando con imponer aranceles comerciales, México acordó reforzar su seguridad fronteriza y expandir el MPP. De acuerdo con fuentes de inmigración mexicanas, próximamente se agregarán al menos otros dos puntos de cruce: Nuevo Laredo y San Luis Río Colorado.

Las organizaciones de derechos humanos han advertido que las ciudades fronterizas del norte de México tienen algunas de las tasas más altas de violencia y secuestros en el país y los migrantes centroamericanos podrían verse vulnerables a medida que llegan sin dinero o redes de apoyo.

Algunos de los solicitantes de asilo que esperaban en Tijuana destacaron que la necesidad de presentarse para comparecencias regulares en el tribunal de inmigración en San Diego, California, se sentía como un desaliento deliberado ya que los mantenía atados a ciudades fronterizas violentas.

“Esos requisitos que te ponen son una trampa (…) las citas que nos dan son para que nos desesperemos y vayamos de regreso”, dijo Gustavo Gutiérrez, un exmilitar hondureño que fue amenazado de muerte tras enfrentarse a criminales en su país.