Cómo cuidar el ombligo de tu bebé

Durante el embarazo, el bebé toma oxígeno y nutrientes a través del cordón umbilical. Transcurridos tres o cuatro minutos tras el parto, se corta y se pinza dejando un muñón que va cicatrizando hasta caerse. Es necesario lavarse las manos con agua y jabón antes de curar el cordón umbilical del pequeño para evitar contaminar la herida con gérmenes que tengamos en las manos o debajo de las uñas.
Mezclar una pequeña cantidad de jabón neutro con agua tibia y lavar al bebé con cuidado de no arañar o presionar demasiado sobre la herida.
Secar la zona cuidadosamente pero de manera exhaustiva hasta que no quede rastro de humedad.
Aunque se usaron en su tiempo, actualmente no se recomiendan esparadrapos, apósitos u ombligueros para fajar a los bebés. Esto dificulta la cicatrización, daña la piel y puede resultar molesto para el pequeño.
Repetir esta operación en caso de que la zona se haya manchado o el pis del pequeño haya mojado la gasa.
Siguiendo esta rutina, lo normal es que el resto de cordón umbilical vaya encogiéndose y adquiriendo un color cada vez más oscuro hasta desprenderse por sí solo del ombligo del bebé.