Rosa Nissán cierra trilogía novelística; aún tiene libros en el tintero

Alegre, jovial, irreverente, con un mechón azul en la nuca que termina en una pequeña trenza y las uñas de las manos pintadas de diversos colores —blanco, rojo, negro—, la escritora mexicana Rosa Nissán Rovero (1939), quien cumple hoy 80 años, confiesa que se está acostumbrando a “ser viejita” y a no enojarse.

“Hay mucho prejuicio en contra de la vejez. Soy viejita, pero no tonta”, afirma tajante.
En la sala de su casa de la colonia Condesa, adornada con una enredadera que cubre todo el techo y el gato Pausa a su lado, la narradora de origen sefardí, tras echar una mirada en retrospectiva, divide su vida en dos etapas: su matrimonio, que comenzó cuando tenía 18 años y terminó cuando cumplía los 40 tras haber procreado cuatro hijos, y el periodo de libertad que descubrió después de su divorcio, cuando su encuentro con la fotografía y la literatura cambió su destino.
A pesar de que acaba de salir del hospital, donde se atendió de una neumonía, y aún requiere de oxígeno por las noches, Nissán está feliz porque publicará este año dos libros: la novela Me viene un modo de tristeza, con la que cierra la trilogía que arrancó con Novia que te vea (1992) —llevada al cine por Guita Schyfter, con guion de Hugo Hiriart— y siguió con Hisho que te nazca (2006), y la autobiografía gráfica ¿Cuántas rosas tiene un rosal?