Recompensas y castigos para educar a los niños

El método de las recompensas y los castigos sigue resultando eficaz para educar a los niños.

La forma en la que eduques a tu hijo desde muy pequeño determinará gran parte de su personalidad el resto de su vida.

Por eso es tan importante transmitir una serie de valores y pautas para que sepa desenvolverse de la mejor manera el día de mañana.

En este sentido, es muy frecuente que los padres utilicen la técnica de la recompensa y el castigo como vía para que sus hijos comiencen a diferenciar lo que está bien de lo que está mal.

Educar a los niños con recompensas y castigos
¿En qué consiste?

En el caso de que el pequeño haya hecho algo inadecuado, se le da un castigo proporcional a la trastada, que no sea algo muy duro ni demasiado blando, y que con ello aprenda que no está bien lo que ha hecho.

Por otro lado, para potenciar los comportamientos positivos, cuando su forma de actuar sea adecuada se le da una recompensa por ello, que puede ser su comida favorita, algún capricho que tuviera como los que puede encontrar en esta tienda online de regalos infantiles.

De esta manera, el niño va concienciándose de que cuando realiza ciertos comportamientos tiene premio, con lo que va por buen camino, manifestándose la situación opuesta en el caso de que tuviera una mala actitud.

Posibles peligros de este método

Aunque es el sistema de recompensas y castigos para educar a los niños resulta efectivo y que muchos padres utilizan de forma intuitiva, hay que tener un equilibrio tanto en los castigos como en los premios dados. Si nos excedemos en cualquiera de los dos lados podemos crear a la larga carencias perjudiciales.

Por ejemplo, en el caso de que la sanción sea excesiva se pueden crear miedos e inseguridades.

No obstante, si siempre castigamos de manera blanda o al final levantamos el castigo, el menor puede interpretarlo como un signo de debilidad y diluir así algunos límites incitando a desarrollar una actitud caprichosa.

En el caso opuesto, es decir, que se premie el buen comportamiento de forma exagerada, puede contribuir a potenciar una actitud de avaricia desmedida que no hace ningún bien.

En el equilibrio está la virtud

Parece complicado, pero la clave para que este sistema funcione adecuadamente e incida de manera positiva en el comportamiento del niño es que sea proporcionado.

Es importante que el pequeño lo comprenda y no haga las cosas sólo para recibir o no recibir como moneda de cambio, sin verle el sentido a la forma en la que está actuando.

Para ello también tiene que haber un diálogo continuo, puesto que el objetivo final es que el niño entienda el sentido de las cosas que hace.

¿Qué te parece este sistema de recompensas y castigos para educar a los niños? ¿Lo has probado alguna vez?