Vivimos en «Los tiempos del odio»

La muerte y el paso del tiempo han sido las principales obsesiones de Rosa Montero, preocupaciones que comparte con el personaje “Bruna Husky”, la detective clon que vive en la Madrid del siglo XXII y que ahora protagoniza su tercera novela: “Los tiempos del odio” (Seix Barral).

“‘Bruna Husky’ es el personaje que más me ha gustado de todos los que he hecho en mi vida y con el que más me identifico, alucinantemente, porque claro, ella es una replicante de combate, yo soy muy cobarde para pegarme con alguien, ella es valentísima y está creada para ellos. Pero en el fondo nos parecemos mucho”, detalló la autora española durante su visita a México.

La clon tiene una vida particular, pues fue creada, modificada y madurada aceleradamente por ingenieros genéticos para activarse a la edad biológica de 25 años y, diez años más tarde, se le desatará un tumor canceroso masivo que la matará en una semana, “por lo tanto no puede olvidar que es mortal, como los seres humanos que vivimos olvidando nuestra mortalidad para soportar la condena a muerte, salvo un puñado de neuróticos como Woody Allen o yo misma, que no podemos olvidarnos de que somos mortales”.

Montero detalla que desde “muy pequeña tenía una clarísim aobsesión por la muerte y por el paso del tiempo, por lo que el tiempo nos hace, porque vivir es irse deshaciendo en el tiempo. Me recuerdo pensando esto: ‘Mira, Rosita, ¡qué tarde tan bonita!, disfrútala porque enseguida, enseguida, se hará de noche y estarás durmiendo; enseguida, enseguida, se hará mañana y tendrás que ir al colegio; enseguida, enseguida, habrá pasado más tiempo, te habrás hecho mayor; enseguida, enseguida, pasará más tiempo, se habrán muerto tus padres, y enseguida, enseguida, habrá pasado más tiempo y te habrás muerto tú’”.

Al ser consciente de la muerte, es consciente de estar viva: “A veces la gente, los humanos no solo creen que son inmortales, además viven como maletas, como decía John Lennon: ‘La vida es eso que pasa mientras nosotros nos ocupamos de otra cosa’. A mí no me pasa, yo no me ocupo de otra cosa, nunca me aburro. Siempre he sabido que la vida es maravillosa y que hay que  vivirla intensamente”.

A “Bruna Husky” le pasa lo mismo: vive la vida enérgicamente, “se la come a bocados, ella todavía es más bestial que yo porque, claro, tiene condiciones de vivir solo 10 años, está llena de rabia y de furia”.

“Escoger no amar, es escoger la muerte”

La autora y su creación ficticia tienen puntos en común, pero también diferencias: “Es uno de esos personajes, y en esto no nos parecemos, que tiene miedo de sus propios sentimientos porque cree que las emociones la debilitan”, sin embargo, el lector podrá apreciar la evolución sentimental de este personaje si ha leído los libros pasados (“Lágrimas en la lluvia” y “El peso del corazón”), aunque cada uno es independiente.

“Esta novela es muy importante para ‘Bruna’. El subtítulo es ‘Sin amor no merece la pena vivir’, pues ‘Bruna’ da el paso de atreverse a asumir la debilidad en la que te pone amar, porque efectivamente amar nos hace vulnerables, frágiles, nos hace más débiles, pero es que no hay opción, porque escoger no amar, es escoger la muerte. Bruna da ese paso y asume esa vulnerabilidad”.

“Husky” baja sus corazas debido a un intenso suceso que la llevará a una búsqueda implacable. “La intriga es muy intensa y, es la primera vez que lo he hecho, para descubrir el enigma, ‘Bruna’ empieza una investigación que la hace remontarse al siglo XVI, aunque estamos en el siglo XXII, se remonta al pasado”.

Así, el final es “el más emocionante que he escrito en mi vida. Me ha emocionado muchísimo escribirlo y he aprendido muchísimo con este final, no diré qué porque sería hacer spoiler”. Sin embargo, no es el punto final para la detective clon, “porque la dejo con este final en un lugar tan peculiar, novedoso e intrigante que estoy deseando saber qué pasa con ella; si no lo escribo no puedo saber, por lo que ahora mismo no sé qué pasa con ella”.

Refundar la democracia

Si bien “Los tiempos del odio” está catalogada en el género de ciencia ficción, Rosa Montero resalta que “es tremendamente realista. Esta novela son muchas novelas, como pasa en la escritura del siglo XXI, es una novela de ciencia ficción, negra, de detectives, de suspense con una intriga muy fuerte, es de aventuras que no da tregua, también es existencialista sobre la muerte y el sentido de la vida, es una novela política y social”.

El realismo se inmiscuye incluso en el título, pues la autora afirma que actualmente vivimos en “Los tiempos del odio” “porque hay un proceso de destrucción de la credibilidad democrática desde hace ya tiempo, y cada vez la gente se siente menos representada por los sistemas democráticos. La transparencia de este sistema demuestra los fallos de su sistema: la corrupción, la hipocresía, la falta de igualdad y justicia… Hay mucha gente que se deja de sentir representada y trágicamente e ignorantemente se entrega a la falsa pureza de los dogmas, de los demagogos, de los extremistas y de los fanáticos de todo tipo, laicos o religiosos, de extrema izquierda o de extrema derecha. Es un momento muy peligroso porque si no refundamos la democracia y si no defendemos los valores que ésta ha traído, corremos el riesgo de perder grandes logros que se han conseguido con sangre, sudor y lágrimas en los últimos 200 o 300 años”.

Pese a estos temibles panoramas, la novela brinda un guiño de esperanza al lector, así como se lo ofreció a su autora: “En definitiva este libro me consuela con una demostración de que si realmente luchas por esos valores y no te dejas vencer por la pasividad y por el acomodo puedes hacer del mundo un sitio mejor. Esta parte también viene, y el subtítulo también se refiere a esto, no solo al amor-pasión (que es una novela de amor) sino a que no sea la política de la depredación. Es otro tipo de amor, de relación social con los otros, un impulso, deseo y lucha por intentar construir un mundo mejor”.