La Volpe debuta con un empate

El debut de Ricardo La Volpe al frente de Toluca no pudo arder debido a un chispazo de Necaxa, quien no se dio por vencido y empato el marcador para rescatar un punto en casa (1-1). Gigliotti y Contreras fueron los autores de los goles, pero los Rayos no mostraron toda su energía y al final el Diablo salió vivo con su nuevo timonel en el banquillo.
Los Rayos sufrieron la baja de su rayo más letal; sin embargo, la energía no se les fue con la salida de Brian Fernández, quien no pudo estar en el duelo por problemas de salud. Por su parte, Toluca estrenaba a La Volpe como timonel, por segunda ocasión.
Los de casa se fueron encima desde el primer minuto y su primer ataque surtió efecto. Rodrigo Contreras remató ante la salida de Talavera, pero antes de la definición estaba en fuera de lugar. El central anuló la acción.
Toluca sintió la desatención en la defensa. La Volpe pegó de gritos y trató de acomodar a sus pupilos. El estratega escarlata palpó que algo hacía falta en la cancha.
La visita decidió responder. Gigliotti disparó de media distancia y con un vuelo acrobático, Hugo González mandó a tiro de esquina. Su mano se interpuso en el viaje de la pelota y los Diablos ahogaron el grito de gol.
El ‘Pitu’ Barrientos fue el más participativo por parte de los mexiquenses. El argentino mostró el trinche en varias ocasiones para tratar de apagar la luz de unos Rayos que dejaron de insistir al ataque. En una internada al área, Barrientos remató y mandó el balón al fondo de la red. El central anuló el tanto por una mano previa. Pese a que el partido cayó en un lapso de vigilia, donde ambos equipos eran precavidos y no mostraban todas sus armas, los de casa aprovecharon las desatenciones de la zaga defensiva; sin embargo, la falta del goleador pesó y Memo Vázquez añoró tenerlo en el terreno de juego. Toluca tampoco fue una aplanadora. Las llamas no terminaron de prender en la primera parte y los pupilos de La Volpe lucieron faltos de idea ante el poco tiempo del ‘Bigotón’ al frente del equipo. Sin muchas acciones de peligro, el silbante Eduardo Galván mandó a todos a descansar.