Lujo chic y desenfadado a los pies de la montaña mítica de Isla Mauricio

Alojarse en una de las suites, bungalows o villas con techo de paja frente al mar de los hoteles Paradis y Dinarobin de Beachcomber Resorts&Hotels es un lujo exclusivo y a la vez distendido.

Extendidos uno junto a otro a lo largo de la península de Le Morne y de una playa de arena de un blanco impoluto, aquí uno querría quedarse a vivir para siempre, porque sus construcciones combinan la arquitectura colonial con la elegancia sofisticada y contemporánea, por la decoración de sus estancias en tonos suaves que crean un santuario de relajación, por su entorno de frondosos jardines tropicales con piscinas, porque todo es tranquilo y a cualquier lugar se llega caminando o en buggy, porque se vive de puertas afuera, en conexión con la naturaleza…

UN PASEO INTERMINABLE POR LA PLAYA

Cinco kilómetros de arena dan para buenos paseos por la playa que bordea los hoteles Paradis y Dinarobin. Mientras se camina, uno se para a contemplar la mítica montaña, la laguna que rodea la península, o se sumerge en unas aguas cristalinas que siempre están a una óptima temperatura para el baño y en cuyo fondo se ven, sin ponerse gafas, y se tocan corales y estrellas de mar.

CENAR CON LOS PIES EN LA ARENA

Cuando llega la hora de la cena, lo que gusta es vestirse de modo elegante, pero casual, y sentarse a disfrutar de una maravillosa cena en el restaurante La Ravanne del hotel Paradis.

Aquí se ensalza la cocina criolla a su máxima expresión. Bajo rústicos cenadores con cubierta de paja y distribuidos sobre la arena, se degustan deliciosos platos típicos de Mauricio, preparados siempre con los mejores ingredientes locales.

 La cena resulta aún más mágica con el sonido del mar o los ritmos segá tradicionales de algún artista en vivo.

TIEMPO DE BIENESTAR EN UN OASIS TROPICAL

Entre cocoteros y vegetación tropical, un camino de madera bordeado de guijarros lleva al espacio más relajante del hotel Paradis Beachcomber, su spa.

En el interior, cabinas con techo de paja en torno a un acogedor jardín interior con piscinas decoradas con flores y estatuas budistas.

En este sereno ambiente que recuerda a los spas asiático resulta sencillo desconectar y dejarse mimar con algunos de sus tratamientos de salud y belleza.

JUGAR AL GOLF FRENTE AL OCÉANO

Casi sumergido en el agua azul del lagoon, lo mejor de jugar al golf en el campo de 18 hoyos del Paradis no solo son sus calles y greens que serpentean a lo largo de la orilla de una espectacular bahía, son también las vistas a la majestuosa montaña de Le Morne que tiene como telón de fondo.

EN KART ACUÁTICO POR LA LAGUNA

La bella laguna que rodea la península de Le Morne es un universo con todas las tonalidades del azul. En ella se avistan delfines en su hábitat natural y se pueden hacer un sinfín de actividades de la mano de Mautourco (mautourco.com): windsurf, snorkel, esquí y, por qué no, karts acuáticos. A los mandos de tu propia embarcación, podrás navegar por sus claras aguas a toda velocidad mientras descargas adrenalina.

Y SI TE ANIMAS… ¡CASARTE EN LA PLAYA!

Una isla de postal como Mauricio es el lugar perfecto para las parejas que buscan una luna de miel sin zapatos y llena de lujos exclusivos.

El escenario es mágico: el sol, la playa, las buenas temperaturas y la montaña Le Morne Brabant, Patrimonio de la Humanidad.

Si este es el marco, luego están las atenciones, los detalles, la refinada y exquisita gastronomía mauriciana… En los hoteles Dinarobin y Paradis Beachcomber además de ubicaciones estratégicas que crean el ambiente perfecto para decir ‘Sí, quiero’ hay otros códigos, como el de que los novios mezclen la arena de dos jarras para simbolizar su unión y después devolverla al océano, haciendo que las olas lleven su mensaje de amor hasta donde alcanza la vista.