Abdiel Vázquez persigue nivel de devoción

Para el pianista y director de orquesta Abdiel Vázquez (Monterrey, 1984) éste será el año de los discos: en 2019 dejará cinco huellas en el espacio sonoro de la música clásica cuando muestre el resultado de las grabaciones que hizo con obras de Serguéi Rajmáninov, Piotr Ilich Tchaikovsky, Manuel M.
Ponce y Juan Pablo Contreras.

El primero lo presentará durante la primera semana de marzo, en México, y se titula La noche silenciosa (In the silent night). En el segundo aparece con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), con quien hará la primera grabación mundial del Concierto para piano y orquesta de M. Ponce en su versión para piano y cuerdas.

Como mexicano y latino, creo que es muy necesario dejar un legado del trabajo que he realizado en los últimos años, de la música que me he enamorado en todos estos años y que puedo hacer bien”, expresó Vázquez, considerado por la crítica como uno de los pianistas más destacados de México y “tesoro nacional por su gran técnica”.

Como solista, Vázquez ha tocado con todas las orquestas importantes de México, y también ha expuesto su maestría en Europa, Asia y América, incluido el Carnegie Hall de Nueva York, el Teatro Colón de Buenos Aires y el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Es ganador del Primer Premio en el Concurso Mundial, de la Serie de Debutadores de Estrellas Brillantes de Nueva York y del Concurso Internacional de Piano WPTA, en Argentina; también profesor de formación vocal en Manhattan School of Music y director principal invitado de Manhattan Opera Studio.

¿Qué opina sobre grabar o tocar en vivo?, se le pregunta. “Existe una diferencia enorme, porque las presentaciones en vivo tienen una magia especial por su espontaneidad y adrenalina… pero nunca alcanzan la visión ideal que tengo como artista. Ese ideal es posible alcanzarlo en el estudio de grabación donde, al igual que un cineasta, se pueden hacer varias tomas y formar la visión entera de una película o de una gran obra”.

Sobre In the silent night detalló que lleva ese título porque es una de las piezas de Rajmáninov. Aunque todo el disco tiene obras inspiradas en la noche, El cascanueces, de Tchaikovsky, que es un sueño durante la noche de Navidad. Así como La bella durmiente y muchas otras.

El disco entero tiene una atmósfera nocturna que no sólo está ligada a los sueños y la magia, sino también a las pesadillas y los tormentos de la oscuridad”, apuntó.

¿Qué significa la noche para el pianista? “Tiene tantas connotaciones. Es soñar, amar, es temer, estar en contacto con uno mismo, en contacto con las sensaciones, dentro de la oscuridad puede encontrarse uno mismo”.

Y añade: “Volviendo a la sonata de Rajmáninov, que tiene un tema que se repite durante 20 minutos, es como si fueran voces que te susurran, voces de tus propios demonios que es algo con lo que podemos identificarnos; aquellas cosas que están en nuestra cabeza y espíritu”.

¿Ha evolucionado su manera de ver la música al momento de grabar? “Sí, por supuesto, ha sido todo un proceso. Digamos que cuando era más joven había emoción o adrenalina al tocar frente a una audiencia. Y eso a veces no sucedía durante la grabación. Con la grabación sucedía que me hacía más consciente de mí mismo y a veces necesitaba del aplauso para sacar lo mejor de mí. Con el tiempo aprendí que esas emociones, que antes necesitaban del público, realmente están ya en la música misma”.

SHAKESPEARE

El segundo disco que presentará Abdiel Vázquez será a mediados de este año y lleva por título Manuel M. Ponce. Música para cuerdas; ahí lo acompaña la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA).

Esta grabación de Ponce es muy especial para mí. Las grabaciones se hicieron en octubre de 2018 y ahora el disco está en proceso de edición y masterización. Ricardo Castro fue el primer gran pianista mexicano, pero Ponce fue nuestro primer gran compositor nacionalista, símbolo patrio, gran concertista; prácticamente nos representa en el mundo; es el compositor con el que muchos descubrimos la maravilla de la música clásica mexicana”.

¿Por qué es especial esta obra? “Es muy importante, porque con ella debuté en el Carnegie Hall. La aprendí con mi maestro Gerardo González, en Monterrey, y en este álbum estará en su versión para piano y orquesta de cuerdas, pues la original es para orquesta completa, de la cual existen algunas grabaciones. Pero de piano y orquesta de cuerdas no existe grabación comercial alguna”.

También presentará el disco de Juan Pablo Contreras, donde se compila su música con orquesta, grabado con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, bajo la dirección de Marco Parisotto. Después vendrán dos proyectos más que, por ahora, son un plan. “Uno de ellos es un proyecto personal que surge de mi amor por Shakespeare, que estará dedicado a la obra Romeo y Julieta vista a través de tres diferentes compositores como Tchaikovsky, Prokófiev y Bernstein. Son arreglos para piano, de los cuales uno de ellos era mío, el de Bernstein; es un proyecto muy propio, muy personal que no aspira a ser un éxito comercial”.

¿Cuál es la búsqueda? “Bueno, hay quienes me dicen que debería buscar más seguidores en redes sociales. La verdad es que no tengo tiempo para ello. Aquí lo más importante es la música, y que la música que yo haga y grabe sea de la que estoy convencido; es música que a mí me llena y que espero que, al hacerla a ese nivel de devoción y sinceridad, pueda conectar con la audiencia”.

¿Cuáles serán sus próximos recitales? “A México volveré el 22 y 24 de marzo con la Orquesta Sinfónica del Estado de México, bajo la dirección de Jesús Medina; haremos el Segundo concierto de
Rajmáninov y aún tengo conciertos por confirmar en
Sudamérica. Además, este verano volveré como director de orquesta al Manhattan Opera Studio con Las bodas de Fígaro, de Mozart”, concluyó.