La séptima etapa del rally Dakar fue retrasada media hora por la niebla que se acumulaba a primera hora de la mañana en la zona de competición y que impedía el sobrevuelo de los helicópteros que hacen el seguimiento a los pilotos.
La etapa es un bucle con punto de inicio y final en la población costera de San Juan de Marcona (Perú), donde la niebla puede acumularse al amanecer, pero se va levantando a medida que avanza el día.
El recorrido es de 387 kilómetros, de los que 323 son cronometrados por las dunas cercanas al océano Pacífico, las mismas por las que los pilotos ya pasaron en la tercera etapa, por lo que se encontrarán con muchas huellas de los días pasados que pueden desorientarles.
Muchos pilotos comenzarán el día sin haber prácticamente dormido ya que lograron terminar la sexta etapa a altas horas de la madrugada, como fue el caso del español Óscar Fuertes (Ssangyong), la peruana Fernanda Kanno y la paraguaya Andrea Lafarja.
En la categoría de motos, el chileno Pablo Quintanilla (Husqvarna), que marcha en primera posición de la clasificación general, le tocará ser el primero en partir y abrir pista, tarea de la que se pueden beneficiar sus perseguidores para recortar la ventaja que tiene.
Su rival más cercano es el estadunidense Ricky Brabec (Honda), que está a 4 minutos y 38 segundos del chileno, mientras que el argentino Kevin Benavides (Honda) también intentará presionar para situarse en las posiciones de cabeza de la general.
En coches es probable que se viva una situación similar a la de la sexta etapa, con el catarí Nasser Al-Attiyah (Toyota) rodando justo detrás de Sébastien Loeb para evitar que se le acerque en la clasificación, ya que es el segundo pero a casi 38 minutos del árabe.