Si un test de embarazo da positivo en un hombre, podría tener cáncer testicular

Hace unos años se dio a conocer el caso de Byron Geldard, un joven británico que tras realizarse una prueba casera de embarazo, como un experimento cómico de su parte, terminó en un resultado positivo.

Posterior a este conclusión, la recomendación directa de gente cercana a él fue ir a una revisión general con el médico, pues ese resultado podría ser un indicador de cáncer; y efectivamente, el chico recibió un diagnóstico de cáncer testicular.

De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer (ACS por sus siglas en inglés) y la Fundación para la Conciencia del Cáncer Testicular (TCAF por sus siglas en inglés) las pruebas de embarazo funcionan al detectar una hormona llamada Gonadotropina Coriónica Humana (HCG), la cual es producida por el embrión en desarrollo durante el embarazo y posteriormente por la placenta.

Sin embargo, la HCG también es producida por algunos tipos de tumores pero no se sabe si dicha producción se trata de una causa o un efecto del origen de los tumores.

Aunque es cierto que la prueba de embarazo es capaz de hacer detecciones de cáncer testicular, los expertos coinciden en que dichas pruebas carecen de utilidad como una herramienta infalible para este tipo de cáncer.

Según los especialistas, en el momento del diagnóstico existe una minoría de hombres con cáncer de testículo que tienen niveles de HCG suficientemente altos en la orina como para ser detectados por una prueba de embarazo casera, por lo que debe tomarse el resultado con mucho cuidado, ya que también llega a suceder que varias afecciones no cancerosas entreguen resultados falso-positivos.

La recomendación que la ASC menciona acerca de la detección de este tipo de padecimientos es el reconocer la señales y síntomas además de los exámenes médicos que van desde ecografías, análisis de sangre para marcadores tumorales, hasta cirugías de diagnóstico mejor conocidas como biopsias.

Una vez realizadas las pruebas recomendadas es más sencillo tener un diagnóstico infalible que permita someter al paciente a un tratamiento oportuno que pronostique calidad de vida y la posible erradicación del cáncer.