Me gusta que artistas exijan por la cultura: Jesusa Rodríguez

Jesusa Rodríguez Ramírez, Senadora de la República por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), se alegra de que, por fin, los artistas de México se muestren preocupados por la asignación del presupuesto que la administración de Andrés Manuel López Obrador dio a la cultura para 2019, cosa que no habían hecho con otros gobiernos, y también los invita a retribuir lo que el Gobierno les da en becas con trabajo comunitario.

“Me da mucho gusto que los artistas se quejen, que se preocupen. Porque han pasado mucho años en donde yo he visto, porque es mi gremio –no hay peor gremio que el tuyo, pero es mi gremio–, y en todos estos años no se han preocupado. Estoy feliz de que se preocupen, que se quejen, que exijan, pero también que devuelvan. Si les van a dar una beca que se vayan a las comunidades un año; si van exigir presupuesto para el cine, que también hagan retribución social porque esto nunca ha funcionado.

Las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) fueron para cooptar a los artistas y ahí estuvieron con su beca –muchos– metidos en su casa. Ya es hora de que eso cambie. Me da gusto de que se quejen, que se preocupen, pero para nada creo que este Gobierno lleve un presupuesto en contra de la cultura, sería también absurdo”, aseveró Rodríguez Ramírez en entrevista con SinEmbargo.

La artista se pronunció por el cambiar el sistema de distribución de becas otorgadas por el Fondo Nacional por la Cultura y las Artes a las que sólo tienen acceso pequeños grupos de artistas ya reconocidos. “En el momento en que tu hagas una retribución verdadera, harás un cernidor de haraganes. Nadie va a querer una beca si tiene que ir a trabajar realmente a las comunidades. Ya con eso tienes. Con que funcione un aparato de retribución real, ya con eso se compone el Fonca. Yo pienso que es bien sencillo, nada más que no había disposición política y ahora la va a haber, afirmó.

“El papel del artista debe ser el que siempre ha tenido que ser, lo dijo Diego Rivera y lo dijo con gran claridad: ‘el único artista que vale la pena es el que está con su pueblo y el que trabaja para su pueblo’, ese es el verdadero artista. Lo que hicieron las políticas públicas en los últimos sexenios fue alejar a los artistas de su pueblo. Pero voy a decir una cosa: los artistas de este país están en el pueblo más pobre: una artista textil no la encuentro en la Cineteca Nacional [de la Ciudad de México].

A mí me asombran los artistas del pueblo, lo que he visto, la producción que hay en México que viene de abajo es la de más vanguardia y la de resistencia. Que todavía sobrevivan los diseños significa que hay un trabajo de 500 años y que están descolonizados de la mente, cosa que yo no veo en el cine nacional, ese esta totalmente colonizado”, expuso la legisladora federal. El argumento surge como respuesta a la inconformidad de artistas como Daniel Giménez Cacho, Alfonso Cuarón, Diego Luna, Tenoch Huerta y Daniel Cosío, que hicieron pública sus protestas ante el supuesto recorte a la Secretaria de Cultura en la propuesta del Presupuesto de Egresos 2019. Las quejas estuvieron acompañadas de una manifestación realizada el pasado 19 de diciembre frente a las instalaciones de la Cámara de Diputados. Sergio Mayer, titular de la Comisión de Cultura, fue el encargado de recibir a los inconformes que expresaron su preocupación por la supuesta falta de prioridad del sector para el nuevo Gobierno federal.

UNA ARTISTA EN COMUNIDAD

Dedicada al teatro desde niña, Jesusa Rodríguez se ha posicionado en nuestro país como una artista crítica de la realidad y del sistema político. Junto con su pareja, Liliana Felipe, hizo de la farsa y el cabaret el lugar idóneo para la discusión de la política mexicana desde los años setenta.

Sus dos pasiones son la arqueología y el teatro. En la segunda ha sido actriz, directora, escenógrafa e incluso barrendera, “porque el teatro es un arte integral”. Su trabajo ha estado siempre caracterizado por la crítica a las convenciones de género y de pensamiento, una actividad que ella llama “teatro periodístico”, por la coincidencia con los acontecimientos diarios. “Empecé en el año de 1977 y para 1988 llegó la tragedia que se llamó Carlos Salinas de Gortari y yo vi esa tragedia venir. Cuando le pusieron la banda presidencial me espanté y dije: ‘¡este hombre va a destruir este país!’, además del gran fraude que ocurrió. Desde entonces me dediqué a conocer la realidad política y salir del confort del arte teatral, para hacer un teatro más comprometido social y políticamente”, narró la actriz.

Jesusa explicó que la definición de su trayectoria la determinó una experiencia del año 2000, cuando trabajó en la red de Salud con las mujeres indígenas en 17 estados de la República Mexicana.

“Ahí me di cuenta de que vivía en otro país, que las mujeres estaban totalmente olvidadas, que las mujeres indígenas sostenían este país, que era en ellas donde estaba la verdadera esperanza de un cambio y que el sistema las oprimía al extremo. Eran las que cargaban con todas las tareas, con los hijos, con el trabajo y con el sustento del planeta. Entonces me asombré y aprendí mucho de las mujeres indígenas, de las más pobres, todavía me siguen asombrando. Ahí Liliana y yo decidimos que teníamos que hacerlo de otra manera, que no podíamos estar tampoco en una zona de confort, que aunque tuviera el riesgo de la libertad de expresión no llegaba a un trabajo profundo para poder devolverle al país todo lo que te da a nivel de educación, de bienestar y de entretenimiento”, reflexionó la Senadora.

También afirma que cree en las mujeres y en su relevancia como agentes de cambio para el país. Ellas siempre han sido sus aliadas para escalar artística y políticamente. Fue Elena Poniatowska quién la presentó con Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, con el que ha colaborado de lleno desde el año 2006.

Jesusa Rodríguez es lesbiana, por lo que se ha enfrentado con algunas estigmatizaciones que para ella no tienen la mayor importancia. No obstante, la Senadora reconoce que aún se ejercen acciones de opresión en contra de las minorías e insta a un cambio cultural en la que los varones suelten los privilegios de los que siempre han gozado.