Discurso inaugural

Ahora que inicia formalmente la cuarta transformación vale la pena comentar algunos aspectos relevantes del mensaje que ante el Congreso de la Unión envía el presidente de la República a toda la nación, pues marca pautas importantes que merecen ser tomadas en consideración, más tratándose de un discurso que evidentemente fue elaborado a profundidad.

En principio habla de un cambio de régimen profundo y radical, cuestión en la que existe coincidencia por parte de todos los analistas desde antes de las elecciones, al igual de recobrar la dignidad en la actividad política combatiendo la corrupción y la impunidad, lacra que ha minado la vida del país.

Por otra parte, le dice al saliente expresidente Peña Nieto que se vaya tranquilo al asegurar que no intervino en el pasado proceso electoral y no será perseguido ni él ni nadie de su equipo. La participación de Peña Nieto en el pasado proceso fue más que evidente, aunque nunca en contra de López Obrador, el enfoque de sus baterías fue hacia el candidato Ricardo Anaya, quien se encontraba según las encuestas en segundo lugar en las preferencias, por lo que causa extrañeza el comentario, que se transforma en un agradecimiento público.

Hay severas dudas, pues confrontar el Estado de Derecho con el perdón y la indulgencia se puede interpretar como contradicción, pues una cosa es dejar de lado la venganza y la persecución política y otra, prohijar la impunidad.

Toca dos temas esenciales: la seguridad y el modelo económico. El diagnóstico que lleva a cabo sobre las policías es claro y demoledor, creo que se acerca mucho a la realidad, reconociendo el valor y la importante función de las fuerzas armadas, el rubro es sensible y retoma la esencia de la “gendarmería” que supuestamente iba a trabajar por zonas territoriales (cuadrantes) tal como en su momento lo propuso el doctor Mondragón. En relación a las fiscalías no hace mayor comentario, seguramente el tema no es de su completo agrado.

En la parte de la economía muestra un desacuerdo con el modelo neoliberaliniciado en México hace 36 años, prácticamente en los sexenios de De la Madrid y Salinas, indicando un cambio, al parecer con mayor injerencia del Estado en las áreas de hidrocarburos y el sector energético. El rubro da para mucho y la dependencia con los mercados internacionales es vital, el punto indica prudencia.

Algo que menciona son cambios rápidos, hechos que -para bien o para mal- según lo aprecie cada quien, lo está haciendo. Tiene el respaldo en el Congreso para sacar adelante las iniciativas, cuenta con un bono social importante y, muchas de las medidas adoptadas sobre todo las que tienen que ver con la reducción de sueldos, la honestidad y combate a la corrupción, son bien vistas. Así el arranque abre expectativas interesantes, aunque aún con derivaciones inciertas.