Atlético de Madrid asegura su pase a octavos en CR

El Atlético de Madrid goleó al Sant Andreu tras un decepcionante primer tiempo salvado por las paradas de Antonio Adán y un poste.

Superado un rival inferior, de Tercera División, el conjunto rojiblanco ya está en los octavos de final de la Copa del Rey, donde aguarda oponente, con la advertencia del primer acto que completó este miércoles en el estadio Wanda Metropolitano, por debajo del nivel que tiene y se le exige al Atlético, voraz en la reanudación con goles de Thomas Lemar, Niko Kalinic, Ángel Correa y Vitolo, los tres primeros en apenas seis minutos, desde el 48 al 54.

Un marcador tan corto, 0-1, en la ida, sea cual sea la categoría del adversario, siempre es una alerta. No permite ni excesos de confianza ni demasiada relajación.

Lo confirmaron la primera mitad y el Sant Andreu, entonces un equipo sin nada que perder, pero valiente, ambicioso.

Con entusiasmo, para una visita histórica, que ni renunció al balón ni al ataque, que acumuló jugadores para defender y que atacó sin complejos a su rival, sin nada de miedo.

Incluso más. Fue capaz de hasta asustar a todo un Atlético, que sufrió por momentos, a pesar de su once de partida competitivo en el que sólo hubo hueco para un jugador del filial, el centrocampista del filial Toni Moya, ubicado en el centro de la defensa -en esa plaza ya jugó con el primer equipo en la pasada pretemporada-.

En todo el primer tiempo, el Atlético jamás dominó con la rotundidad que se presuponía, realmente ni siquiera dominó, al Sant Andreu, que chocó entonces con Antonio Adán.

El arquero de la Copa del Rey no sólo demostró sus cualidades, sino que fue indispensable para sostener el 0-0 al final de la primera parte.

Entre la rebelión de su rival con tres ocasiones, él intervino dos, un tiro al borde del área de Josu y un cabezazo de ElHadji que parecía gol hasta su magnífica estirada. La otra fue al palo, también por un cabezazo.

La primera fue una advertencia; las dos siguientes un aviso más que serio de una certeza absoluta, que no se gana a nadie sólo con el nombre.

El Atlético, al cierre del primer tiempo, sólo había probado una vez entre los tres palos, en el minuto 44 y a las manos del portero Segovia, en su única intervención hasta el descanso, además de una oportunidad de Kalinic que salió fuera tiempo antes.

Nada más, salvo algunos intentos desviados, en ataque en 45 minutos del conjunto rojiblanco, por debajo de su nivel muchos de sus jugadores.

Sin aprovechar esa oportunidad a las que invitó a algunos de sus hombres en la víspera Simeone, que movió el banquillo al descanso para incluir en el duelo a Lemar y Rodrigo.

Su efecto, sobre todo por el interés, la intensidad y la ambición que renovó el propio equipo al completo de vuelta al vestuario, fue inmediata. Primero con una falta directa de Koke que despejó Segovia, después con una acción de Correa y luego con tres goles en apenas seis minutos después del replanteamiento en el intermedio.

El 1-0 de Lemar, con un derechazo potente, ajustado, perfecto, desde el borde del área que se coló a toda velocidad tras impactar en el poste; el 2-0 de Kalinic -su primer gol como rojiblanco- con un cabezazo después de un centro desde la banda derecha de Arias; y el 3-0 de Correa, con una maniobra tan sensacional en el simple con el que desbordó a dos rivales y como en el tiro con el exterior.

Todo desde el minuto 48 al 54, todo con una autoridad y una simplicidad en contraposición a todo lo que le había costado el primer tiempo. De hecho, lo sucedido en el inicio de la segunda parte agravó aún más la sensación de la primera parte del Atlético, que pasó de las paradas de Adán a la goleada camino de octavos, cerrada con el 4-0 de Vitolo, que remató un centro de Saúl.