Palacio Nacional, el epicentro del poder presidencial

Palacio Nacional volverá a ser el epicentro de poder del Ejecutivo Federal en unos cuantos días. Una vez que Andrés Manuel López Obrador se convierta en presidente constitucional de México, el 1 de diciembre próximo, desde ahí conducirá lo que él ha delineado como la cuarta transformación del país.

La Independencia, la Reforma y la Revolución, las tres transformaciones que históricamente ha vivido México, tienen una íntima relación con Palacio Nacional.

En el futuro, quizá, Palacio Nacional también sea la residencia de la familia del presidente López Obrador, como fue por última vez, entre 1880 y 1884, del entonces presidente de México Manuel González Flores.

Con la banda presidencial ceñida al pecho, el primer acto público del presidente López Obrador está programado que sea desde el balcón central de Palacio Nacional, añosa construcción que se eleva sobre los vestigios de la casa de Moctezuma Xocoyotzin, que en su fachada mostraba las armas de ese tlatoani: un águila con un tigre entre las garras.

El 23 de marzo de 1938, en el contexto de la Expropiación Petrolera, el presidente Lázaro Cárdenas, desde el balcón central de Palacio Nacional, dirigió un mensaje a México. Los siguientes 14 mandatarios mexicanos han estado en ese balcón para conmemorar la Independencia de México —dar el Grito—, la noche del 15 de septiembre, y presenciar el desfile militar por el mismo hecho al día siguiente. También lo hicieron para observar el desfile de 1 de Mayo, hasta 1984. Entonces fueron arrojadas bombas molotov contra el balcón central de Palacio Nacional, donde estaba el presidente Miguel de la Madrid y la puerta Mariana. Desde entonces ningún presidente de México atestigua el desfile por el Día del Trabajo.

Aunque Palacio Nacional, como se conoce actualmente, ha sido sinónimo de poder político, porque ahí estuvo la casa del último tlatoani mexica; luego Palacio Virreinal y Palacio Imperial (en dos distintos periodos), la denominación de Palacio Nacional se le dio a ese edificio en 1824, con el origen de la Presidencia de la República, que tiene fundamento en la promulgación de Constitución Federal del 4 de octubre de ese año.

Desde 2013, Palacio Nacional está sujeto a un reglamento donde se estipula el uso que se le puede dar a cada una de las áreas históricas, artísticas y protocolares. El decreto fue promulgado por el presidente Enrique Peña Nieto, que a su vez modificó otro del presidente Ernesto Zedillo, del 2000, por lo que el presidente López Obrador podrá disponer de este histórico edificio como mejor convenga a sus intereses.

ORÍGENES

La historia documentada de lo que actualmente se conoce como Palacio Nacional se remonta en todo caso a 1519, cuando Hernán Cortés llegó a Tenochtitlan. El conquistador quedó impresionado con la casa de Moctezuma Xocoyotzin, que tenía tres grandes patios rodeados de pórticos, salas de gran capacidad, baños, fuentes y jardines.

Según lo escribió Cortés en sus Cartas-Relación a Carlos V, y a los soldados Bernal Díaz del Castillo y Gonzalo de Sandoval (convertidos en conquistadores), las habitaciones de la casa del último tlatoani estaban decoradas con tapicerías de algodón, de plumería rica y de pelo de conejo pintado de vivos colores y en los pisos, que eran de estuco pulido, había pieles de animales y esteras de fino tejido.

A partir de 1523 Cortés usó ese sitio como fuerte. Siete años después, 1530, se mudó a la parte que se conocía como casa nueva, sobre el mismo predio, de aproximadamente 40 mil metros cuadrados.

La propiedad la heredó Martín Cortés, hijo de Hernán, y en 1562 la corona de España se la compró para instalar ahí el gobierno virreinal. Entonces era una maciza fortaleza, con dos puertas con arcos de medio punto simétricamente dispuestas. El primer cuerpo tenía troneras en las esquinas, para los cañones, y en el entresuelo aspilleras para la fusilería; 19 ventanas a todo lo largo del segundo cuerpo, y al centro, sobre el pretil, un reloj y una campana.

La construcción tuvo muchas modificaciones. La que marcó un nuevo rumbo en su arquitectura fue la ocurrida después de la sublevación de 1692. Lo que hoy es Palacio Nacional fue incendiado prácticamente todo. Fue rehecho entre 1693 y 1694, por orden del virrey Gaspar de Sandoval, conde de Galve.

Dejó de ser una fortaleza para convertirse en un palacio barroco, almenado y con las aspilleras convertidas en ventanas con rejas de hierro. Las puertas eran tres: dos grandes, cuadradas, con chambranas de cantera, leyendas grabadas encima de ellas y escudos a los lados; y otra más chica, al norte.

 La puerta central llevaba al patio principal. Era el camino hacia las salas de la Real Audiencia, los tribunales de Cuentas, del Consulado y de Minería, la Tesorería General, la Capilla Real y la sala de recibir al público o Sala del Trono.

Con la Independencia de México se instauró el Imperio de Agustín de Iturbide (1822-1823), que en 1821 ocupó lo que había sido la casa de Hernán Cortés —que es la misma que había sido la casa de Moctezuma Xocoyotzin—, primero como presidente de la Regencia y después como Agustín I de México, aunque siempre en tareas de gobierno.

Depuesto el emperador Iturbide, Guadalupe Victoria, el primer presidente de México (1824-1829), que en realidad se llamaba José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, fue el primer mandatario en ocupar Palacio Nacional como despacho y también como vivienda.

El sucesor de Victoria, Vicente Guerrero (entre abril y diciembre de 1829), ocupó Palacio. Luego estuvieron en ese edificio como presidentes Anastacio Bustamante, Melchor Múzquiz, Valentín Gómez Farías, Antonio López de Santa Anna, Juan Álvarez, Mariano Arista (1851-1853), Benito Juárez, quien ocupó la presidencia al mismo tiempo que Félix María Zuloaga hacia 1858; Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz.

La puerta Mariana de Palacio Nacional debe su nombre al presidente Mariano Arista. Fue él quien la mandó hacer y era de uso exclusivo del Presidente y por eso el nombre.

REDISEÑOS

Los gobiernos de López de Santa Anna, Arista, Juárez, Maximiliano de Habsburgo, Lerdo de Tejada y Díaz hicieron grandes transformaciones a Palacio Nacional. Entonces se instalaron ahí los primeros ministerios o secretarías de Estado (Hacienda, Guerra, Justicia y Relaciones Interiores y Exteriores) y la Suprema Corte de Justicia.

A la llegada de Maximiliano de Habsburgo a México como emperador, él y su esposa Carlota fueron acomodados en el Castillo de Chapultepec y en el Palacio Nacional. Derrotado el segundo imperio en México, en el contexto de la Reforma, el presidente Juárez volvió a Palacio Nacional para gobernar desde ahí hasta el 18 de julio de 1872, fecha en que murió en el primer piso del Segundo Patio Mariano de Palacio Nacional.

En 1877 se construyeron en la azotea de Palacio Nacional dos observatorios, uno astronómico y el otro meteorológico.

En 1892 José Ives Limantour, secretario de Hacienda y Crédito Público, inició una transformación radical de la dependencia a su cargo. De esa manera Hacienda quedó en el ala norte de Palacio Nacional, en torno a tres patios sucesivos, más uno grande interior destinado a la Oficina Impresora del Timbre. Estas obras se terminaron en 1902.

En 1896 se colocó, encima del balcón central, la antigua campana de la parroquia de Dolores, que hizo tañer el cura Miguel Hidalgo.

En esa época anterior a la Revolución, toda la fachada de Palacio Nacional se aplanó con mezcla. Se colocaron estatuas femeninas y se pusieron toldos a los balcones del cuerpo superior. El aspecto exterior fue afrancesado. Por dentro se remodelaron y redecoraron las estancias presidenciales, el salón de embajadores, el comedor, la cocina, las salas de estar, las cocheras y las caballerizas.

 Pero Porfirio Díaz, presidente de México entre 1884 y 1911, también ocupó Palacio Nacional, al menos como oficina y salón de fiestas.

Para cerrar la conmemoración del centenario de la Independencia de México, el 23 de septiembre de 1910, el general Díaz ofreció una fiesta en Palacio Nacional.

En la edición del 2 de octubre de 1969 de Jueves de un Diario de circulación nacional el semanario publicó un texto de Armando Araujo, en donde reseñó que “esa noche del 23 de septiembre de 1910, el patio central y el patio de honor del Palacio Nacional fueron transformados en hermosos jardines que parecían arrancados de las páginas del Edén y de las mil y una noches, y que feéricamente iluminados parecían los salones más bellamente ornados en las recepciones reales de cualquier país europeo, en que todavía había reyes, emperadores y los blasones de los más rancios abolengos llenaban de orgullo los corazones de quienes los poseían”.

El 6 de diciembre de 1914, en pleno apogeo de la Revolución Mexicana, Pancho Villa y Emiliano Zapata llegaron a la Ciudad de México y se apersonaron en Palacio Nacional. Villa hizo que le tomaran una fotografía, que es la histórica de esa visita, sentado en la silla presidencial.

 Las transformaciones de mayor calado a Palacio Nacional se realizaron en 1926, durante la presidencia de Plutarco Elías Calles, aunque la iniciativa fue del entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, ingeniero Alberto J. Pani. Se construyó un piso más. Se pusieron remates sobre las tres puertas para el asta bandera; se colocó la campana (de Dolores) dentro de un nicho flanqueado por atlantes; se recubrieron los muros de la fachada de tezontle rojo recortado, y de cantera los marcos de las puertas y ventanas, y las cornisas, pretiles y remates.

Al interior de Palacio Nacional se construyó la escalinata del patio central, toda en mármol blanco, y la escalera de la Secretaría de Hacienda, así como la sala de oficinas de la Tesorería General de la Federación.

Entonces, Palacio Nacional recobró su estilo barroco. Todos los presidentes que sucedieron a Calles hicieron modificaciones al inmueble.

 Entre 1929 (cuando el presidente era Emilio Portes Gil) y 1935 (que fueron titulares del Ejecutivo Federal Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez y el inicio de la administración de Lázaro Cárdenas) Diego Rivera pintó el cubo de la escalinata con panorámica de la historia de México, desde el mundo prehispánico hasta la Revolución, e incluyó su visión de futuro. La obra se titula Epopeya del pueblo mexicano, sobre una superficie de 276 metros cuadrados. En 2016 se realizaron estudios para poder hacer algunos trabajos de restauración a la obra pictórica.

Entre 1944, finales del sexenio de Manuel Ávila Camacho, y 1952, final del mandato de Miguel Alemán, en el ala norte del patio central se pintaron otros murales. En el ala este se abre un vestíbulo que da acceso a la antigua Cámara de Diputados, destruida por un incendio en 1872.

En 1957, en la administración del presidente Adolfo Ruiz Cortines, se construyó una escalera con acceso al Recinto de Homenaje a Benito Juárez, justo en lo que fueron sus habitaciones; se decoraron lo más parecido a como las dejó, incluso con muebles y objetos del Benemérito de las Américas.

Las obras del Metro, por un lado, y por otra, los asentamientos del centro de la Ciudad de México, a finales de la década de los sesenta, dañó la estructura de Palacio Nacional. Se trabajó para rescatar el inmueble y de casualidad se encontraron restos de las bases de las columnas de lo que fue el Palacio Virreinal.

En el contexto de los trabajos de remozamiento de Palacio Nacional, fue que el 8 de febrero de 1970, a nueve meses de que el presidente Gustavo Díaz Ordaz dejara la presidencia de México, el reportero de Excélsior Norberto Martínez Fernández descubrió que en Palacio Nacional se construía un helipuerto.

La información de Norberto Martínez menciona: “José López, maestro albañil, levantó su brazo señalando la azotea del Palacio Nacional y dijo: —Sí, estamos haciendo una obra allí para heli… heli… ‘Helicópteros, maistro…’ completó la frase uno de sus ayudantes. ‘Sí, eso es…’”. Así se inició la con-versación entre el reportero de un Diario de circulación nacional y el maestro albañil, quien en una tienda de campaña instalada en la calle de Corregidora se quitaba su traje de faena para ponerse “ropa de calle”.

—¿Entonces construyen un helipuerto? —le preguntó el reportero.

—Pues no sé cómo se llama, pero es una cosa para que bajen los helicópteros.

—¿Y qué materiales usan?

—Esos —dijo, mientras señalaba varias piezas de acero de color anaranjado. —¿Cuándo piensan terminar?

—Pues todavía nos falta “alguito”. En unas cuantas semanas más estará listo.

A mediados de 1973 el presidente Luis Echeverría desató una polémica cuando ordenó reponer una vieja fuente coronada con la figura de un Pegaso que existió en Palacio Nacional en la época colonial, que es la que actualmente se puede apreciar en el patio central.

La polémica se desató cuando el entonces secretario de Obra Públicas, Luis F. Bracamontes, según se lee en la información de Excélsior de esa época, entró en disonancia con la idea del presidente.

José López Portillo fue el último presidente que usó como despacho el Palacio Nacional. Miguel de la Madrid fue el primero en llevarse prácticamente todo su trabajo como mandatario a Los Pinos, igual que Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. El presidente Enrique Peña Nieto, en sus primeros días de gobierno, usó Palacio Nacional como despacho principal, pero después no mucho.

En cuatro fechas distintas, el presidente Peña Nieto utilizó Palacio Nacional para ocho diferentes actos: el 1 de diciembre de 2012, al recibir la bandera de su antecesor; ese mismo día tomó protesta a su gabinete y luego pronunció su primer mensaje a la nación. El 3 de diciembre de 2012, el presidente de México encabezó la primera reunión de su gabinete legal.

Once días después, el 14 de diciembre, recibió al boxeador Juan Manuel Márquez; ese mismo día ofreció un tour a periodistas por sus oficinas y más tarde comió con Miguel Mancera, que entonces era jefe de gobierno del Distrito Federal (actualmente Ciudad de México); y después Peña Nieto encabezó ahí la sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad.

Aunque Palacio Nacional ha sido objeto de cuidados por parte de distintas autoridades, fue al final del sexenio del presidente Zedillo que se puso más orden en el inmueble.

 Dieciséis días antes de entregar el poder a Vicente Fox, el 14 de noviembre de 2000, Zedillo expidió el Reglamento para el uso y conservación de las áreas, objetos y colecciones de Palacio Nacional.

Entonces se creó la Conservaduría de Palacio Nacional, que es una unidad administrativa de Presidencia de la República que tiene por objeto la protección, conservación y restauración de las áreas, objetos y colecciones que se encuentren en el inmueble.

Actualmente, con Peña Nieto estas atribuciones están en la secretaria particular del presidente, es decir, en Lino Zárate.

Inicialmente la instancia encargada de Palacio Nacional, creada por Zedillo, funcionaba como un órgano intersecretarial, presidido por el Conservador, e integrado por dos representantes de la Presidencia de la República; un representante del Estado Mayor Presidencial; un representante de la Secretaría de la Defensa Nacional; un representante de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; un representante de la Secretaría de la Función Pública; un representante de la Secretaría de Educación Pública, y un representante de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal.

En 2006, los presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox, que dejaba la presidencia, inauguraron una ceremonia que no está inscrita en ningún ordenamiento legal ni protocolario en el cambio de poderes, que llamaron cambio de poder administrativo. Ese acto tuvo como sede el Salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos.

Peña Nieto, como nuevo jefe del Ejecutivo, decidió que esta ceremonia de “relevo de escolta de la bandera Nacional, que simboliza la traslación de su custodia y del mando de la fuerza pública del presidente de la República al presidente electo”, como fue anunciada en los primeros segundos del 1 de diciembre de 2012  —que el presidente electo López Obrador ya dijo no realizará—, tuvo como escenario el Salón de Honor de la Patria de Palacio Nacional.

En ese mismo edificio, construido sobre 40 mil metros cuadrados, que actualmente luce un estilo barroco, pero que llegó a ser pintado de color rosa para la conmemoración del centenario de la Independencia; lugar que Porfirio Díaz restauró con profuso estilo francés; escenario central de la lucha revolucionaria que incluye el golpe militar de Victoriano Huerta a Francisco I. Madero y el arresto de éste en el despacho presidencial, en 1913. Y donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz mandó construir un helipuerto en 1970 que nunca se usó, es donde el próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, conducirá al país en una tercera alternancia política en los primeros 18 años del siglo XXI.

 HABRÁ NUEVO BULLICIO EN EL VIEJO PALACIO

Tras casi siglo y medio de haber sido sólo sede de actos protocolarios, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha perfilado que el Palacio Nacional será un agitado centro de trabajo y, después, la casa del Presidente.

Tras casi siglo y medio en que el Palacio Nacional fue reservado sólo para actos oficiales, para presumir su recia estructura a visitantes extranjeros y turistas y para celebrar cada año el Grito de Independencia, volverá a ser un agitado centro de trabajo.

Andrés Manuel López Obrador, presidente electo y ferviente admirador de Benito Juárez, ha dicho que tiene el “deseo legítimo” de estar a la altura del Benemérito de las Américas, y por ello su deseo de despachar como presidente desde el Palacio Nacional, que durante dos periodos del siglo XIX fue hogar y sitio de trabajo del oaxaqueño.

Aún no se decide qué oficinas corresponderán a qué dependencias, sin embargo, al menos la mitad del complejo de edificios modificados, remozados en varias ocasiones, que obedecen a diversos estilos arquitectónicos e interconectados a lo largo de casi 500 años de historia, está ocupado por museos, bibliotecas, jardines, plazas y espacios de conservación patrimonial.

Las áreas donde sí hay una intensa actividad laboral son las alas sur y oriente, ocupadas actualmente por personal de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

LOS ORÍGENES PRECUAUHTÉMICOS

Apenas concluida la guerra contra los mexicas, Hernán Cortés comenzó a edificar el que sería la sede de su gobierno y posteriormente la Casa de los Virreyes que llegarían a la Nueva España.

A la edificación primigenia se sumaron la Casa de Moneda, la Casa de la Real Audiencia, la Cárcel de la Corte, donde habitaban los funcionarios, cortesanos y personal que llenaban de vida los patios, que servían además de paseos para los habitantes del complejo.

En el transcurso de la Colonia fue agrandándose el Palacio Virreinal y las primeras habitaciones quedaron relegadas poco a poco.

Consumada la Independencia de España, en febrero de 1822 se instaló el primer Congreso Constituyente, habilitado en el mismo complejo; el 21 de mayo de ese año, Agustín de Iturbide fue nombrado emperador de México precisamente en ese recinto.

El edificio fue llamado entonces Palacio Imperial.

El 7 de noviembre de 1823, tras la expulsión de Iturbide del país, se reinstaló el Congreso; un año después se publicó la Constitución y el 10 de octubre tomó posesión Guadalupe Victoria como primer presidente electo libremente.

El convulso periodo de guerras civiles de cerca de 40 años dejó al Palacio Nacional en un estado desfavorable, pues las arcas permanentemente vacías del Estado impedían su mantenimiento y embellecimiento.

LEGADO DE JUÁREZ

Una vez obtenida la victoria en la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, Juárez habitó el Palacio Nacional.

Cabe señalar que en ese complejo de edificios se encontraba también el Congreso (hoy puede visitarse la restauración que se hizo del recinto) en el que decretó la moratoria de pagos de la deuda externa que propició el envío de expediciones de los gobiernos de Francia, Inglaterra y España, siendo los galos los únicos inconformes con los acuerdos propuestos por el gobierno juarista.

Sobrevino la invasión francesa y Juárez tuvo que abandonar el Palacio Nacional el 31 de mayo de 1863 acompañado de una guardia militar, su familia y 11 carretas, en las que se transportaba el Archivo General de la Nación, cuya joya era el Acta de Independencia.

El lunes 15 de julio de 1867, el Benemérito de las Américas retornó a la Ciudad de México tras su victoria sobre el intento imperialista de Maximiliano de Habsburgo y volvió a habitar en el ala norte del Palacio Nacional.

Ahí vivió Benito Juárez cuando fue elegido de nuevo presidente de la República y junto con su familia continuó habitando el lado norte de Palacio Nacional, que da a la calle Moneda hasta su muerte, el 18 de julio de 1872.

Ochenta y cinco años después, el 18 de julio de 1957, el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines convirtió las antiguas habitaciones de Juárez en un museo, que a la fecha permanece abierto al público.

Pero un par de décadas antes, el presidente Plutarco Elías Calles fue quien realizó la mayor intervención del edificio, aumentándole un piso, condenándolo a sufrir hundimientos acentuados por el exceso de peso y cambiando para siempre su apariencia de fachadas blancas a la cantera y tezontle con  la que se le conoce en la actualidad.

ÁREAS DE TRABAJO Y HABITACIONALES

El despacho presidencial se ubica en el primer piso del ala sur de Palacio Nacional. Consta de dos galerías, denominadas de los “Insurgentes” y “Presidentes”, y de un conjunto de salones. Estos espacios cuentan con mobiliario histórico y colecciones de objetos artísticos, como candiles y candelabros.

Las áreas de trabajo de la Presidencia ocupan los salones que asoman a la Plaza de la Constitución y a la calle Corregidora; presumiblemente será dónde trabaje Andrés Manuel López Obrador, cuando tome posesión del cargo.

Es en ese primer piso del ala sur del Palacio, donde se ubicaron sucesivamente las áreas habitacionales y de trabajo de virreyes, del emperador Maximiliano de Habsburgo y de los primeros presidentes de la República hasta que Sebastián Lerdo de Tejada decidió, en 1872, trasladar la residencia del jefe del Poder Ejecutivo al también histórico Castillo de Chapultepec, convirtiéndose en el primer gobernante electo que abandonaba el Palacio Nacional como vivienda y despacho de trabajo permanentes.

REMODELACIONES

En el despacho presidencial, al igual que en otras áreas del edificio, ha habido remodelaciones a lo largo de su historia; las más profundas fueron en los años 60. El piso de parquet fue restaurado y se modernizó y se ampliaron los sanitarios, añadiéndole baño y vestíbulo amueblado con servicio telefónico.

Fueron ampliados el comedor, el antecomedor y la cocina presidencial, para que el presidente no tuviera que salir del edificio para comer.

En noviembre de 2006 se inauguraron los nuevos edificios que dan a la calle de Correo Mayor, que sustituyen a los edificios Landa, destinados a oficinas y cuartel perteneciente a la Primera Zona Militar, compartidos con el Estado Mayor Presidencial.

También se inauguró el nuevo edificio de la Secretaría de Hacienda en el ala sur oriente del Palacio, que es la zona con más actividad laboral en la actualidad.

REGLAMENTO

Ernesto Zedillo emitió un reglamento para el uso del Palacio determinando que la seguridad, mantenimiento y administración del inmueble se divide entre la SHCP (que controla la zona abierta al público en general); la Sedena, que tiene a su cargo los edificios del oriente que dan a la calle de Correo Mayor, pertenecientes a la Primera Zona Militar; y la Presidencia de la República, que a través del Estado Mayor Presidencial controlan el Patio de Honor y la zona de oficinas del Presidente de la República.