Avanza en la ENCRyM restauración del cocodrilo taxidermizado de Nayarit

Debido a los deterioros ocasionados por factores ambientales, envejecimiento y abrasión, el cocodrilo (Crocodylus acutus) taxidermizado, pieza representativa de las colecciones que resguarda el Museo Regional de Nayarit (MRM), ha sido trasladado a la Ciudad de México para ser sometido a un proceso de restauración por especialistas de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El peculiar reptil —de poco más de 4.5 metros de largo— es intervenido en el Seminario-Taller de Restauración de Arte Moderno y Contemporáneo (STRAMC), a cargo de Ana Lizeth Mata Delgado, profesora titular, con la participación de Claudia María Coronado García, profesora adjunta, y Josefa Ortega Erreguerena, en la asesoría histórica;  el curso es impartido a alumnos del noveno semestre de la licenciatura de Restauración.

 De acuerdo con la maestra Mata Delgado, el cocodrilo ya había sido analizado en 2016, durante dos prácticas de campo que tuvo el STRAMC en Nayarit. Una vez en la ENCRyM, a la pieza se le hicieron estudios con luz ultravioleta (UV) que permitieron observar residuos en superficie, como ceras, barnices y pintura ajena a la obra, así como daños ocasionados por factores ambientales y el paso del tiempo; asimismo, se le hicieron análisis de colorimetría para determinar las variaciones tonales, y de rayos X, que permitieron conocer la estructura metálica interna.

“En la nariz, por ejemplo, tiene abrasión y en el costado derecho, a la altura del estómago, es perceptible un desgaste del barniz que se le aplicó durante el proceso de taxidermia, deterioros que se generaron debido a que el público lo tocaba. Asimismo, presenta pérdida de piezas dentales, garras y algunos dedos”, indicó.

 El cocodrilo fue traído a la capital del país por carretera, bajo la supervisión de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, y de Daniel Gallo Arana, restaurador del Centro-INAH Nayarit, como comisario que acompañó el trayecto.

Ya en la escuela, lo primero que se le hizo a la pieza fue la toma de radiografías para conocer a fondo su composición interna, posteriormente se le hizo una limpieza superficial con brocha y aspiradora, así como con hisopo húmedo y enzimas en zonas específicas en un mínimo porcentaje. En el caso de las salpicaduras de pintura, residuos de cera y plastilina, se empleó alcohol de manera puntual.

Ana Karen Vargas López, alumna que trabaja en la restauración, señaló que el proceso de taxidermia al que fue sometido el ejemplar consistió en tres etapas: lavado y descarnado, curtido con tanino y barniz, y relleno de guata (fibras sintéticas) y recubrimiento de tela. Además, se le colocó una estructura metálica interna de varilla y alambrón para darle soporte a la piel.

Explicó que el barniz, junto con los taninos (sustancia orgánica para convertir las pieles crudas de animales en cuero), da al cocodrilo el tono amarillo-naranja, ya que con el paso de los años éste se oxida y produce dicha coloración.

“Tiene ojos de vidrio y dientes agregados que no son originales. En las radiografías se ha identificado que sólo tres de los dientes son reales, localizados bajo la encía inferior, los que están a la vista fueron hechos con molde y vaciado de resina”, explicó Vargas López.

La profesora Ana Lizeth Mata añadió que uno de los problemas que presenta el cocodrilo, es el desplazamiento de la estructura metálica que se observa en la punta de la cola. En principio, los especialistas pensaron que se trataba de una contracción de la piel, pero el análisis de las radiografías determinó que en algún momento la varilla se deslizó derivado del desajuste de unión entre los metales internos.

“El reajuste del elemento metálico en la cola será el trabajo más exhaustivo, ya que se tiene que descoser un pedazo de la piel para poder acceder a la parte interna, y se deliberará si se continúa con el elemento de alambre con el cual estaba unida la cola al armazón de metal o se emplean abrazaderas que le den mayor estabilidad”.

Puntualizó que más allá del desplazamiento referido, la pieza se encuentra en buen estado. Actualmente, se efectúa la etapa final de limpieza, específicamente en la lengua; una vez concluido este proceso se harán probetas de resinas para determinar cuál será la que se usará para la fabricación de elementos faltantes: dientes, dedos y garras.

Respecto a las reposiciones de escamas, de igual manera se realizan probetas con resinas que tienen texturas de piel, pero no se descarta la posibilidad de usar materiales sintéticos con el fin de dar una apariencia similar a la que tiene el reptil.

La especialista enfatizó que serán repuestos todos los faltantes y se procurará que aquellos materiales usados sean estables para el futuro, el objetivo es que se identifiquen las intervenciones, pero que den unidad a la pieza. Aclaró que no se ha podido identificar el sexo del cocodrilo ni su edad, sin embargo, por la información morfológica y el tamaño que tiene, probablemente era un cocodrilo adulto de 70 años de edad.

Según datos históricos, el reptil fue cazado en el Puerto de San Blas, Nayarit, en la década de los 80 y mandado a León, Guanajuato, para que se le realizara la taxidermia, posteriormente, fue exhibido en una zapatería de la ciudad de Tepic, Nayarit; y finalmente se donó al museo regional en 1992.

El regreso del cocodrilo al MRN está previsto para noviembre próximo, y está contemplada una conferencia en la que se expondrá al público la intervención a la que fue sometido.

Por último, Daniel Gallo Arana, restaurador del Centro INAH Nayarit, refirió que aún no se ha determinado el nuevo espacio que ocupará el cocodrilo en el museo, pero en el montaje se incluirá una cédula con la síntesis del proceso de restauración, elementos museográficos que den cuenta de la importancia de esta especie en la biodiversidad y en la cultura prehispánica de la entidad, así como piezas cerámicas con representaciones de lagartos vinculados con el Complejo Cultural Aztatlán.