La Llorona en Xochimilco, lamento ancestral

En Xochimilco La Llorona sigue estando viva y se le respeta. “Aquí todavía es muy común escucharla en los canales, verla rondar por ahí”, dice la productora Nayeli Cortés. Como a otros niños de la región, sus abuelos le contaron hace años que, si algún día llegaba a escucharla muy cerca, se sintiera tranquila porque ella estaba lejos; “pero si la escuchas lejos, decía mi abuelita, santíguate, porque la tienes juntita, pero también estate tranquila: ella no viene por la gente que no hace mal; ella trae un mensaje’”.

Cada año, desde hace 25, el espectro mexicano vuelve a aparecerse en Xochimilco para lamentarse por la muerte de su hijo. Un grupo de más de 50 músicos, danzantes y actores recrea, en un escenario único en el mundo, la célebre leyenda mexicana que fusiona la tradición oral prehispánica de la región con la de la llegada de los españoles y su sanguinaria conquista.

La Llorona siempre ha estado en el imaginario xochimilca: las primeras referencias, dice Cortés, se vinculan con Cihuacóatl, diosa de la tierra y “quien llora cuando sabe que vienen los presagios funestos. Era una diosa tutelar en la comunidad del Xochimilco prehispánico, su templo se ubicó en donde hoy está la Parroquia de San Bernardino de Siena”, justo en el centro de la población. La leyenda del alma de una mujer en pena que llora la muerte de sus hijos acabó nutriéndose con la tradición española.

En Xochimilco la gente sigue contando que La Llorona se aparece en lugares donde convergen los caminos y donde se ubican grandes cuerpos de agua. Ese lugar existe y se le conoce como la Laguna de Tlilac. Se localiza a unos 45 minutos a paso de trajinera del embarcadero de Cuemanco y se trata de una de las áreas mejor conservadas de toda la región chinampera de Xochimilco. “En Tlilac

desembocan cinco canales y significa ‘en la negrura’. Conforme avanza la tarde y llega la noche, va cambiando el clima, el cielo, todo. Este lugar se escogió para la representación”.

Ahí, hace 25 años los chinamperos y remeros de las trajineras decidieron montar un espectáculo para atraer más turismo a la zona. La Llorona era el personaje ideal. La representación comenzó apenas con algunas funciones pero poco a poco fue creciendo: hoy ofrece 33 funciones que cada noche son presenciadas hasta por mil 600 personas. Pero no se trata de una función de música, danza y teatro convencional: para llegar al lugar, la gente debe abordar una trajinera y hacer el viaje en medio de canales iluminados sólo por velas.