Es la transformación

La propuesta en las urnas por la que se votó el pasado primero de julio de manera mayoritaria, fue por la alternativa propuesta por Andrés Manuel López Obrador con él en la Presidencia de México.

Muchas interpretaciones se han dado al significado de dicha transformación, pero lo que sí es claro, es que con dicho término, López Obrador busca en el terreno y la acción, una nueva política para la nación, en donde lo público sea siempre  lo relevante; lo que claro muestra resistencias por muchos de quienes por décadas se han servido del discurso de lo público y han abusado de la gran mayoría de sus  gobernados, casi hasta exprimirlos.

No faltan quienes señalan una y otra vez que el proyecto de la Cuarta Transformación, no sólo es ambicioso, sino hasta imposible de cumplir en seis años –cinco años ocho meses para ser exactos.  Más eso no importa, lo toral serán los cimientos de una forma de gobernar en donde los empresarios y otros que se erigen como poderes fuera de los constitucionales, tengan tantos derechos y oportunidades como  los demás gobernados.

Algunos quieren creer que con la cancelación de los trabajos del aeropuerto de Texcoco, se acaba México, las oportunidades y hasta el mismo Gobierno que aún no inicia, el de Andrés Manuel López Obrador.

El mensaje empero, es claro: el modelo político y de poder es ya totalmente distinto y poco de lo mismo de siempre.

Hay que seguir los pasos al Poder Legislativo desde donde emanan ya directrices y reformas sobre todo de cómo se ejercerá el gasto público y quienes insistan en el costo abrumador de cancelar el aeropuerto de Texcoco, habrían de direccionar sus cuentas a todos los billones de pesos que los mexicanos hemos ido  perdiendo en deuda,  en lo que nos han restado las reformas estructurales, en los dispendios y en la violencia costosísima económicamente, pero lo más importante; en vidas humanas, muchas de ellas productivas.

En las democracias, las urnas son un camino hacia la legalidad de los Gobiernos –aunque algunos en México tomaran el camino del  haiga sido como haiga sido, o a base de compra de votos–, así que esta vez, hay que dejar llegar a quien la mayoría voto para presidente de México, porque ni siquiera porta la banda presidencial y ya se le cuelgan uno y más “milagritos”.

La transformación, el cambio, la nueva alternativa, encuentra resistencias lógicas pero no de legítima moral.

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Para advertir… Así, desdibujado y sin definición, ni posición contundente, el otrora poderoso partido hegemónico.  Eso justo, es parte de la trasformación, del cambio.