Muestra de Kandinsky llega por primera vez a México

  • Se trata de una colección de 60 obras, procedentes de siete colecciones internacionales y que ha representado un desembolso de 12 millones de pesos.

Evolucionar en su idea del arte tomó a Wassily Kandinsky (1866-1944) más de 40 años. Una muestra que repasa “las diferentes etapas” en la vida del artista ruso, pero que no ha podido incluir ninguna de sus célebres Composiciones —consideradas el hilo conductor de todo su trabajo—, llega por primera vez a México: se trata de una colección de 60 obras, procedentes de siete colecciones internacionales y que ha representado un desembolso de 12 millones de pesos.

Kandinsky. Pequeños mundos está estructurada en cinco secciones: de las 60 piezas que incluye, 25 corresponden a pintura, dos son acuarelas, dos dibujos y 31 grabados. La muestra es promovida como la última que organiza la actual administración dedicada a los grandes maestros del arte y ha sido posible, sobre todo, por la alianza que se creó hace dos años, a partir de la exposición Vanguardia rusa, con The State Tretyakov Gallery, el principal depositario de bellas artes rusas en el mundo.

El puerto de Odessa, de 1898 es la obra más remota, un óleo sobre tela donde el ruso muestra un paisaje completamente figurativo, en donde incluso se ha identificado influencia impresionista. Esa primera sección ha sido denominada Raíces rusas y está dominada por cuadros alegóricos al origen ruso del autor como Kochel (1902). El concepto de la exposición fue preparado por el propio director del Museo del Palacio de Bellas Artes, Miguel Fernández, y Xavier de la Riva junto con la asesoría académica de Natalia Avtonomova, experta en el artista.

El resto de los segmentos pone énfasis en La inundación del color, donde el arte de Kandinsky se caracteriza por la progresiva liberación del color como clave para arribar a la abstracción; Sinfonías de Moscú habla del arribo del artista al arte geométrico, la antesala de la abstracción; Abstracción geométrica nos presenta al Kandinsky más conocido con obras como Movimiento I, óleo de 1935 que fue colocado sobre el féretro del artista cuando murió en 1944. Cierra la muestra una serie de aditamentos tecnológicos que hablan de la relación del artista con la música y donde el visitante debe conformarse con conocer sus Composiciones a través de una proyección.

Para completar la exposición se ha echado mano de otras colecciones como la de The Pushkin State Museum of Fine Arts, de Moscú; el Centre Georges Pompidou, de París; The Getty Research Institute; Los Angeles County Museum of Art; el Metropolitan Museum of Art y, The Solomon R. Guggenheim, quien poseé la más grande colección de Kandinsky en todo el mundo. La generosidad de los museos internacionales no ha alcanzado, sin embargo, para que lleguen a México ninguno de los siete cuadros que sobreviven de las diez Composiciones que Kandinsky pintó de 1910 a 1939.

“Tretyakov, tiene la Composición VII, pero es imposible que salga; esas obras de gran formato dificilmente vuelan y salen de su país”, señaló Fernández tras un recorrido por la muestra. Guggenheim prestó dos piezas, una es Segmento azul de 1921, pero para conocer Composición VIII  (1923), el óleo quizás más conocido de Kandinsky y que simboliza la abstracción geométrica en toda su dimensión, sigue siendo indispensable viajar a Nueva York.

Nunca nos planteamos qué obras se pueden conseguir o qué obras no; lo que nos planteamos con los museos es que, a partir del guión, qué obras pueden venir. Las obras que vienen de la galería Tretyakov, que son fundamentales, nunca habían venido a América; para nosotros es un gran orgullo que la Tretyakov nos haya prestado todo ese Kandinsky inicial, ese Kandinsky de los primeros años, de la etapa rusa, de 1914 al 21”, señaló el director del museo.

Otras exposiciones de Kandinsky en el mundo, como la que presentó la Tate Modern en 2006 incluyó Composición VI y Composición VII, ambas de 1913 y de procedencia rusa. De acuerdo con Paola Arredondo, quien ayer fungió como guía en el recorrido por la muestra, en el guión original de la exposición sí estaban incluidas Composiciones y hasta se realizaron las gestiones con los museos, pero no lograron cerrarse. Una cédula de la muestra admite que el propio Kandinsky consideraba esos cuadros, de los cuales sólo se conservan siete en el mundo, “sus obras más ambiciosas e importantes”. De cualquier forma, dijo ayer Lidia Camacho, directora del INBA, “estamos hablando de 60 obras que nos dan una idea muy clara de lo que fue la trayectoria de Kandinsky, que siempre imaginamos más geométrico, más abstracto y que aquí vemos que originalmente sus raíces populares fueron la base del inicio de su creación, muy figurativo en el principio y después se va despejando de todo eso para vibrar con el color, con la música”.

Kandinsky decidió estudiar pintura cuando tenía 30 años. En 1896 se estableció en Múnich. A Moscú regresó en 1914 después del estallido de la Primera Guerra Mundial, pero su destino estaba en Alemania, a donde fue nuevamente en 1922 y se convirtió en profesor de la Escuela de la Bauhaus, hasta que fue cerrada por los nazis en 1933. De ahí pasó a Francia, donde residió el resto de su vida y adquirió la ciudadanía gala.

La llegada de Kandinsky a México ha costado 12 millones de pesos, pero la cifra podría variar. “Al final se va a decidir con todo lo que los patrocinadores nos dieron”, dice Fernández. De cualquier forma, se trata de una de las exposiciones más costosas que se han montado en México. Sólo por debajo de Carne y arena, de Alejandro González Iñárritu, que costó 28.5 millones de pesos, Kandinsky. Pequeños mundos supera en costo muestras como la de Miguel Ángel, también presentada en Bellas Artes, con un costo de 11.6 millones de pesos; Los modernos, exhibida en el Munal por nueve millones de pesos, o la de Yayoi Kusama, que se montó en el Museo Tamayo con una inversión de 6.4 millones de pesos.