Doble Juego

Como se había advertido desde antes de las elecciones, lo que estaba en juego llevaba implícito un cambio de régimen: el agotamiento del proceso de transición; las tendencias regresivas; la concentración de poder; los excesos, la corrupción e impunidad, indicaron la ineludible necesidad de una transformación.

 Ese panorama viene acompañado de una inercia social que ávida de cambios empuja a evolucionar, aspecto que se palpa en el ambiente. Las expectativas son enormes y el deseo sobre todo de justicia es evidente, episodio como el de Duarte, han servido para alimentar aún más el ánimo transformador.

Ahora bien, ante un panorama donde se tiene el control del Congreso y lo que significa ser titular del Poder Ejecutivo, el Presidente electo tiene prácticamente el poder absoluto en la toma de decisiones, aunque el reto no es tan simple como parece, los riesgos, las presiones y sobre todo la dirección del rumbo, son factores a considerar cuidadosamente, pues un mal cálculo o formas inadecuadas traerán consecuencias con costos para el país.

Sin ir muy lejos, en puerta se encuentran la configuración de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, ambos instrumentos constituyen acciones concretas que definirán los primeros pasos de la autodenominada administración de la cuarta transformación. En lo inmediato seguirá la designación del Fiscal General, asunto de relevancia, sobre todo por los antecedentes peñistas en su intentona por imponer un fiscal carnal, el diseño pretendido para la institución es dotar de autonomía e independencia a quien ocupe el cargo, sin influencia del Ejecutivo .

Un rubro no menor se presenta en relación a MORENA, pues de acuerdo a las condiciones, siendo una organización monolítica, vertical, lo natural es el tránsito hacia un partido de Estado a través de un sistema hegemónico, máxime que seguimos bajo una democracia frágil, con Partidos Políticos en etapas de rehabilitación, con minorías en el Congreso e inmersos en sus luchas internas, lo que deja el camino libre a ese instituto en el restablecimiento del viejo sistema.

Así en el entorno existe la posibilidad real de retornar a un sistema de corte autoritario, máxime cuando se anuncian delegados estatales encargados de los programas sociales, además serán auxiliados por coordinadores, prácticamente uno por distrito electoral. Cabe agregar que muchos de los personajes nombrados carecen de perfil, experiencia o conocimiento en el ramo, simplemente sobresalen por haber sido operadores políticos en la campaña presidencial.

En ese orden, caer en la tentación de imponer un régimen de carácter autoritario se encuentra dentro de las posibilidades reales; como también utilizar el poder en la consolidación de un sistema de instituciones fuertes y vigorizar la vida democrática. Lo primero es perfilar una dictadura; lo segundo corresponde a líderes estadistas, ¿A cuál veremos?.