Vaselina, a flor de piel; brindan alegría y entretenimiento

  • Ofrecen función especial para personas con autismo, Asperger u otra condición neurológica, quienes pudieron expresar sus emociones, a través del baile, gritos y aplausos sin límites y sin ser señalados.

Sí, hicieron ruido, se pusieron de pie para andar por los pasillos, aplaudieron en cualquier momento, bailaron y movieron sus brazos en su lugar sin importar nada, pero también se emocionaron como nadie ante el escenario, sonrieron singularmente para la foto y voltearon a ver con sorpresa cuando sonaba la música.

Todo eso y más estaba permitido durante la función que la obra Vaselina ofreció en el Teatro San Rafael, dedicada a personas con autismo, Asperger, Síndrome de Down y otras condiciones.

Desde la entrada ya se respiraba entusiasmo, curiosidad y emoción por que ya abrieran las puertas del teatro. Los papás grababan y fotografiaban a los niños, algunos vestidos como en la época de los 50, con faldas amponas y de colores llamativos, coletas y moños, pantalones de mezclilla y chamarras de piel negra. Los eventos como éste son prácticamente escasos en México, así que para muchos de los asistentes representaba algo totalmente nuevo.

En la recepción del recinto  niños y adolescentes se tomaban fotos, se formaron para comprar botanas y contentos saludaban al personal de la organización Iluminemos de Azul, que regaló pulseras y algunos folletos con información acerca del autismo.

Además de niños, también asistieron adultos que viven con alguna condición neurológica o motriz. Y para facilitar el acceso de todos, hubo andaderas y sillas junto a las filas de butacas que los ayudaron a trasladarse si así lo requerían.

Ya en la sala, los asistentes no sólo vieron el espectáculo; antes de iniciar la función interactuaron con uno de los personajes, un locutor de radio que atendía a través de un teléfono –colocado a un costado del escenario– las peticiones musicales de sus radioescuchas, es decir, del público, que se formó para solicitarle canciones como Agujetas de color de rosa, Eddie Eddie y algunas de Timbiriche.

El lugar transpiraba alegría, de los niños y los papás, que como Ambar Berenice Chávez, deseaban que los espectáculos en México abrieran sus puertas a las personas con capacidades diferentes. Por un día, unas horas, dejaron de ser las personas que deben salir del show porque sus hijos gritan o se levantan de su asiento para ir a caminar y tocar todo.