Tata Mar-Tri-no, Némesis de Messi

Después de una treintena de entrevistas, «presenciales y telefónicas», la selección mexicana ya tiene su mártir en el cadalso interactivo por los próximos cuatro años.

TV Azteca asevera que Gerardo «Tata» Martino llega a México el 8 de diciembre y el día 10 será presentado como técnico de la selección mexicana recibiendo la cachucha, el silbato y la cruz que dejó Juan Carlos Osorio.

Obviamente el técnico de Atlanta United no era la primera opción en la lista disparatada de la FMF. Disparatada, porque no hay coherencia entre los estilos de dirigir ni entre los currículos entre la treintena de entrevistados. Psst, tal vez Usted estaba en ella y nunca se enteró.

Simplemente, Tata Martino fue inquilino accidental en la tómbola de las ocurrencias de Yon de Luisa y su séquito. Una lotería con cartas incubadas en la fertilidad bobalicona de la ignorancia.

¿Es El Tata el técnico que requiere el Tri? O mejor: ¿garantiza Martino la incursión de México a la Utopía del Quinto Partido?

Debe quedar claro que al Tata se le debe colgar el mismo yugo que a Osorio: llegar a ese quimérico Quinto Partido… y más allá. Para clasificar al Mundial, en una eliminatoria de más bajo nivel que la anterior, hasta sin entrenador…

Por supuesto, también incluye llegar a Catar por la vía exprés y sin sobresaltos, y en la ruta ganar la Copa Oro y hasta la Copa América en cuanto se consume el regreso del Tri a esa pista de la Conmebol.

Claro, entre el puede y el debe, hay muchos molinos de viento.

De entrada, lo primero que Tata Martino necesita es tener a su lado a un anfitrión de buena voluntad para que le eduque sobre el futbol mexicano y el futbolista nativo.

No es bueno que llegue a ciegas y tocando como músico lírico, de oídas.

¿El Potro Gutiérrez o Rafa Puente deberían integrarse como auxiliares? Para el Mundial 2026, en esa sede de la triple alianza., o de la triple hipocresía, cualquiera de ellos habría agregado ya la experiencia de una gestión mundialista.

Martino carga con una pesada lápida: dirigió al mejor jugador del mundo en la actualidad en los dos universos posibles, y fracasó.

Más que dirigiendo a Lionel Messi, éste lo dirigía a Martino en el club azulgrana y en la selección albiceleste, según diversos reportes.

Como sea, aún con Messi, El Tata Martino no ganó nada con el Barcelona (bueno, una ¿SuperCopa?) ni con Argentina.

De hecho, con la albiceleste consiguió casi lo mismo que con la modesta selección paraguaya, jugando con esta al paracaidismo futbolístico, con la antítesis de lo que dice ser el tan cacareado Bielsismo.

¿Está expuesto y dispuesto el escenario del futbol mexicano para que la selección nacional juegue al más puro estilo resultadista, ratonero, puntista, como Martino hizo jugar a Paraguay?

Si el fin justifica los medios y los miedos, entonces ¿si el Tri llega (súper optimistamente) al Paraíso del Quinto Partido colgado del travesaño, la afición estará plenamente satisfecha con ese método? «El cómo es tan importante como el qué», decía Johan Cruyff, quien sí consiguió títulos y dejar una escuela más sólida que la del Bielsismo.

Tata Martino recibe un cofre junto con la Cruz, el silbato y la cachucha. En ese arcón, se le ofrece el beneficio de la duda.

Además, al Tata le ampara algo muy poderoso: si Osorio sobrevivió a un 7-0 ante Chile, a un 4-1 ante Alemania, y a la eliminación ante Jamaica en la Copa Oro, él puede implorar el mismo amparo, la misma tolerancia y la misma inmunidad.

Pero, queda claro, hoy, con Tata Martino, parece que ese Quinto Partido está más cerca de Utopía y más lejos del futbol mexicano.