Vaticano sella acuerdo histórico con China por una sola Iglesia

El Vaticano firmó ayer un acuerdo histórico con el régimen comunista de Beijing sobre el nombramiento de obispos en China, país donde hay una campaña de destrucción de iglesias en algunas regiones.

El acuerdo provisional abarca únicamente la religión y no el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre China y la Santa Sede, interrumpidas desde 1951, dos años después de la llegada de los comunistas al poder. Antes de la firma del convenio, los 12 millones de católicos chinos profesaban su fe divididos entre una Iglesia oficial, controlada por el régimen —que designa a los obispos—, y otra clandestina que reconoce la autoridad del Papa. Tras el anuncio, el papa Francisco reconoció ayer a siete obispos chinos que fueron nombrados sin su aval por el régimen comunista, algunos de los cuales habían sido excomulgados. Un octavo obispo, ya fallecido, fue reconocido a título póstumo

Con este hecho, el Vaticano crea por primera vez una Iglesia única y unida en el país, a pesar de las críticas de algunos prelados como el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, quien lo consideraba una rendición y una falta de respeto al resto de prelados que fueron encarcelados o vivieron en la clandestinidad.

El Vaticano relanzó hace más de tres años las interminables negociaciones iniciadas en los años 80 para unificar a la Iglesia en China.

El acuerdo preliminar fue firmado ayer en Beijing entre los dos jefes negociadores, el subsecretario de Estado de la Santa Sede, Antoine Camilleri, y el viceministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Chao.

El acuerdo coincide con una campaña de destrucción de iglesias cristianas en algunas regiones chinas.

Ambas partes esperan que el consenso “favorezca un proceso fructífero y progresivo de diálogo institucional y que pueda contribuir positivamente a la vida de la Iglesia católica en China, al bien común del pueblo chino y a la paz en el mundo”.

“Este es el comienzo [para] permitir a los creyentes tener obispos en comunión con Roma, pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas”, dijo el portavoz del Vaticano, Greg Burke, desde Vilna, adonde llegó el Papa ayer para un viaje de cuatro días a los Países bálticos. “El objetivo del acuerdo no es político, sino pastoral”, precisó.

En tanto, en la catedral de la capital se celebró una misa en la que se dio el anuncio del acuerdo a los feligreses, cuyas reacciones no fueron unánimes, pues algunos lo consideraron un compromiso de la Santa Sede, mientras que otros lo calificaron como una traición a los que se mantuvieron leales al Vaticano y unos más permanecieron indiferentes e incluso dijeron no estar informados al respecto.

El acuerdo se anuncia en un momento álgido de las tensiones comerciales entre China y EU.