Los Himalayas en Nepal: tradición, espiritualidad y pura belleza natural

Nepal es el reino del Himalaya. Tradición, espiritualidad y naturaleza se entrelazan para convertirlo en un lugar muy interesante, que despierta un magnetismo envolvente.

Festivales ceremoniales, rutas de senderismo, estupas gigantes y el lugar donde nació el Buda Sakia Muni, pueden ser algunos de los motivos que uno elija para recorrer este país con las montañas más altas del mundo.

El Himalaya (del sánscrito, hima, significa “nieve”, y alaya, “morada”, “lugar”) es una cordillera situada en el continente asiático, y se extiende por varios países: Bután, Nepal, China e India.

La experiencia con la que sueñan muchos viajeros que llegan a Nepal es realizar una excursión de dos semanas hasta la base de la montaña más alta del mundo: el Everest (8.848 metros).

Desde el campamento base, ubicado en torno a los 5.300 metros de altitud, las vistas de tan famoso monte son parciales, pero algunos picos circundantes, como el Kala Pattar (5.545 metros), ofrecen panorámicas espectaculares a cambio de una ascensión relativamente asequible.

Para aquellos que son curiosos con la comida y los platos gastronómicos típicos del lugar, estas pequeñas empanadillas rellenas de carne o verdura se pueden saborear en alguno de los restaurantes tradicionales nepalíes de Katmandú, compartiendo mesa con unos monjes, en una cocina tibetana o en un refugio de montaña con vistas al Annapurna.

El valle de Katmandú cuenta con lugares que forman parte del patrimonio mundial. De las tres ciudades históricas del valle, la más intacta es la villa medieval de Bhaktapur, con templos, pagodas y estanques ornamentados.

Su visita por los callejones serpenteantes entre edificios tradicionales de ladrillo rojo es un gran paseo para disfrutar en silencio.

Más allá de toda civilización, hábitos culturales y ancestrales, las montañas se imponen con su esplendor.

El lugar más alto del planeta tiene el encanto de un horizonte que remonta vuelos cercanos al cielo.