Aswan y las maravillas del alto Nilo

El Nilo salta por última vez justo antes de Aswan. El Río se encajona entre un sinfín de pequeñas islas acelerando su paso antes de iniciar su lento morir hacia el mar –a 850 kilómetros-. No es una catarata en sentido estricto (ahora menos tras la construcción de las presas) sino un conjunto de rápidos provocados por el afloramiento de islas y rocas que obligan al río a estrecharse de manera importante.

A pesar de Aswan, es uno de los lugares más bonitos del Egipto de los Faraones. Un lugar de suma importancia para los antiguos egipcios por varias razones. Fue durante siglos la frontera sur del imperio y límite de la Nubia, la manera en que los egipcios llamaban al África negra. Era el lugar en el que la navegación se interrumpía y para seguir hacia el sur había que echar pie a tierra y caminar hasta superar la zona de rápidos. Por eso era un importante puesto comercial (Suan –en egipcio antiguo- significa ‘centro de comercio’) que controlaba el tránsito entre Egipto y el País de Kush, primera de las tierras de Nubia. Pero también era un lugar en el que hay importantes afloramientos de granito y era una de las canteras de piedra más importantes del ‘Regalo del Nilo’.

Aswan es también el punto final de los cruceros que remontan el nilo y punto de partida de los que recorren el Lago Nasser. Un punto estratégico del potente sector turístico egipcio (que parece empezar a recuperarse).

Y por eso puedes encontrarte con lo mejor y lo peor en apenas un instante: el embarcadero del que salen las barcas hacia Elefantina, por ejemplo, está justo en frente de un conocido restaurante de comida rápida estadounidense.

Un lugar que durante milenios fue centro comercial, lugar de peregrinación y punto espiritual del país. En las islas se acumulan los templos y en ambas orillas, restos de pueblos y ciudades, antiguas canteras y la puerta de entra a la mítica Nubia y arranque de camino hacia la no menos emblemática Abu Simbel.

La ciudad de Aswan no es bonita, pero el entorno sí. Las islas alternan afloramientos de piedra y densos bosques de palmeras formando un verdadero laberinto de canales de agua. En las islas está lo realmente interesante, aunque en la propia Aswan hay que ver el imponente Museo Nubio (Qism Aswan; Tel: (+20) 97 231 91 11; Horario: LD 9.00 – 21.00), uno de los mejores de Egipto (con colecciones arqueológicas y antropológicas) y el famoso Obelisco Inacabado (Sheyakhah Oula; Horario: LD 7.00 – 16.00), un enorme bloque de precioso granito rojo (era considerado un material de lujo en la edad antigua) de más de 1.000 toneladas de peso que aún sigue anclado al suelo.

Tradicionalmente se dice que el enorme obelisco no fue terminado por una fisura en su interior, pero estudios recientes descartan esta teoría. No se sabe porque lo dejaron a medio hacer ni cuándo. En torno al bloque de piedra se extiende una enorme cantera cuya piedra puede encontrarse en lugares tan paradigmáticos como Karnak o la Gran Pirámide de Gizá (en la cámara del rey).

ELEFANTINA Y LOS RESTOS DE LA CIUDAD DE YEB

La antigua ciudad egipcia se encontraba en Elefantina. Esta isla con forma de barco tiene unos 1.500 metros de longitud y una anchura que promedia los 400 metros en su parte más ancha. La parte norte está copada por grandes hoteles de lujo; la parte central alterna enormes palmerales y huertos con varios poblados locales de casas bajas pintadas de colores alegres (al más puro estilo nubio) y al norte los restos de la ciudad de Yeb, la población del lugar en tiempos de los egipcios.

Hay un pequeño museo (muy completo), un nilómetro muy bien conservado, restos de la antigua población y algunos templos (los dedicados a Jnum –que era el dios consagrado a las fuentes del Nilo-, Satet y el Santuario de Hega-ib). Esta fue población de mucha importancia en tiempos faraónicos: recibía los productos de lujo de Nubia (oro, marfil, pieles y maderas preciosas) y era la punta de lanza de Egipto en las tierras meridionales. Lamentablemente, la antigua Yeb quedó sepultada por los pueblos actuales y a mayor parte de las grandes piedras fueron reutilizadas. Desde aquí puedes pasar a la Isla del Jardín Botánico.

¿MERECE LA PENA IR AL PUEBLO NUBIO?

Sinceramente no. ES una especie de pastiche para turistas. Las casas de Elefantina son más auténticas y no te cobran por pasear entre ellas. En la orilla occidental también se encuentran las Tumbas de los Nobles y el Mausoleo de Aga Khan, uno de los últimos sultanes de Egipto. Nosotros no fuimos y lo vimos desde Elefantina.

LA ESTELA DEL HAMBRE

 Se encuentra en el extremo sur de la Isla de Seheil (se accede a través de un embarcadero situado al sur del Estadio de Aswan). Durante la época faraónica, esta isla situada junto a la catarata se usó como cantera de granito y es famosa por esta Estela del Hambre, un texto grabado en un bloque de piedra en el que se describe un episodio de hambrunas en tiempos del faraón Zoser –el que hizo construir la primera pirámide en Saqara- y la petición al dios creador Jnum ara que hiciera crecer el Nilo para irrigar y fecundar los campos del valle.

La estela se grabó en época ptolemaica (casi 2.400 años después del reinado de Zoser) y también recoge los consejos del sabio sacerdote Imhotep al faraón relativos a la necesidad de construir graneros para acopiar trigo para evitar hambrunas.

Sería algo así como una justificación de la figura del faraón como proveedor y del sacerdocio como nexo con los dioses y depositarios de la sabiduría. El paseo por la isla de Seheil es agradable y se puede hacer por cuenta propia.