El desafío de ser oposición

La reconfiguración de los partidos políticos a partir de la derrota sufrida y de los resultados electorales, pasa de inicio por reconocer y aceptar su nueva realidad: son oposición.

En algunos, por no decir la mayoría, no queda mucho por hacer, los propios ciudadanos se encargaron de poner a cada quien en su lugar, dejando sin respaldo prácticamente a la mayoría de ellos con votaciones mínimas, colocándolos en fase terminal a punto de desaparecer.

Deben comprender que de las experiencias se aprende y la pasada fue amarga para ellos, razón de más para corregir errores. El mensaje del electorado fue un golpe muy duro que obliga a reaccionar, la pérdida de la confianza a los institutos políticos es un tema que debe estar presente en las reflexiones internas.

Está por demás decir que en un sistema de partidos como el prevaleciente en México, son necesarias esas instituciones, como organizaciones de ciudadanos y expresiones plurales de pensamiento, fortalecen el desarrollo y cultura democrática del país, no obstante, después del proceso electoral quedaron en calidad de atropellados, están pasmados y acusan debilidad.

En ese tenor resulta de vital importancia la recuperación de esas instituciones, pues la concentración de poder conduce a una tendencia autoritaria que culmina en excesos y para evitar conductas de esa naturaleza es fundamental la existencia de equilibrios, aunque sean mínimos, que suelen venir de los partidos políticos.

El reto para los sobrevivientes y particularmente Acción Nacional, que por su historia ha sobresalido como organización de oposición durante décadas, es actuar como contrapeso para evitar en lo posible los excesos que puedan presentarse.

El problema que enfrenta consiste en la capacidad para adaptarse a su nueva realidad por una parte y, por otra, superar sin sobresaltos los conflictos internos. En ese aspecto se presenta el debate de regresar a sus orígenes, cuestión que considero inaplicable, excepción hecha de refrendar los principios doctrinarios, el resto es inapropiado al no existir las mismas condiciones de aquella época.

El paso en dos administraciones en la presidencia de la República, el contar con la tercera parte de los gobiernos estatales, tener un importante número de ayuntamientos, diputados locales, federales y senadores, estos últimos en minoría, pero aún así las cosas son diametralmente diferentes a su génesis; por lo tanto, la rehabilitación se sujeta, sin olvidar el pasado, en la construcción de una proyección confiable con visión de futuro.

Lo anterior es obligado tanto para Acción Nacional, como por salud pública y responsabilidad de Estado, un reencuentro con la congruencia entre convicciones ideológicas y la perseverante lucha por el humanismo político.

Encontrar el hilo fino del idealista pragmático como se definía don Manuel Gómez Morín, constituye un verdadero y necesario desafío para la recomposición de la institución, el cumplimiento de sus objetivos, aunado a la legítima lucha en caso de imposiciones que atenten en contra de los intereses nacionales.