Aranceles de 25% a la producción de autos causaría «carambola» mundial

El arancel de 25% que Estados Unidos considera aplicar a vehículos y autopartes importadas puede resultar negativo para la industria automotriz mundial, incluida la mexicana, según un análisis de la empresa calificadora de deuda Moody’s Investors Service.

Al hacer un estudio del impacto que tendrán los aranceles que pretende aplicar el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, la compañía encontró que serán perjudiciales para prácticamente todos los segmentos de la industria automotriz a nivel mundial, como fabricantes, proveedores de autopartes, distribuidores y compañías de transporte.

En particular, las armadoras establecidas en México saldrán afectadas al tener que pagar impuestos para exportar sus automóviles al mercado de Estados Unidos, además de que los aranceles también afectarán la economía nacional en general, pues la industria automotriz representa aproximadamente 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Moody’s consideró que en Estados Unidos los gravámenes afectarán a empresas como Ford y GM, ya que ambas importan vehículos armados en sus plantas de Canadá y México, con lo cual los principales fabricantes de autopartes enfrentarían dificultades para cambiar su cadena de suministro.

La agencia evaluadora también hizo ver que los fabricantes europeos que no tienen plantas en Estados Unidos, como Jaguar Land Rover, observarán dificultades desproporcionadas.

En Japón, Toyota y Nissan exportan automóviles fabricados localmente hacia Estados Unidos y necesitarán ajustar su producción de manera considerable.

En el caso de Corea, las compañías fabricantes de automóviles Hyundai y Kia ya están en proceso de aumentar su producción en Estados Unidos, pero no es suficiente para neutralizar totalmente los potenciales efectos negativos de los aranceles.

Moody’s afirmó que en China, los fabricantes saldrían prácticamente ilesos, debido a que sus exportaciones a Estados Unidos son mínimas.

Por lo que se refiere a la planta de General Motors en San Luis Potosí, no ha mostrado su postura ante esta previsible carga fiscal, lo que podría afectar el número de empleos ofrecidos por la armadora.