El millonario que formó un imperio vendiendo cursos de inglés desde un teléfono público de un aeropuerto

Sólo unos pocos privilegiados tenían línea telefónica instalada en su casa en la Río de Janeiro de principios de la década del 90. Adquirir el servicio costaba algo así como 960 dólares y el trámite demandaba por lo menos dos años en una larga lista de espera.

 Flavio Augusto da Silva, tenía 19 años en 1991 y en aquellos tiempos tenía muy claro que era casi imposible que un chico de su edad y clase social se dedicara a vender cursos de inglés por teléfono. Tal vez por eso fue a fondo con la idea.

Decidió que el teléfono público del aeropuerto Santos Dumont, el segundo más grande de la ciudad, sería su oficina y desde allí, con el constante ruido de viajantes, operarios, pilotos y azafatas como música de fondo, se dedicaría a vender cursos de inglés, del cual no sabía ni una palabra.

Plagado de espinas y piedras estaba su camino pero rápidamente logró instalarse. Entendió que tenía una gran capacidad como vendedor y conoció al detalle el mercado. «No tengo ninguna duda de que encontré mi destino en ese aeropuerto», recordó en diálogo con BBC, el empresario de 46 años que hoy ostenta una fortuna estimada en 300 millones de dólares.

Con esfuerzo logró ser nombrado director comercial del negocio, pero a veces la ambición no es una mala palabra y él no se conformó con ese puesto. No había pasado miles de horas hablando por teléfono en un aeropuerto para ver como su jefe le rechazaba una propuesta para mejorar la calidad de los cursos que vendían y así poder expandirse en un mercado creciente. Entonces apostó todo a ganador.

Renunció y arriesgó. Como el banco no le otorgaba un préstamo no tuvo opción más que ir tras un crédito caro, con una alta tasa de interés (12% mensual) que limitaba su margen de error. Tenía 5.500 dólares y una idea en la que confiaba ciegamente. «Sentí que estaba listo», afirmó. «La compañía donde trabajaba no estaba dispuesta a hacer las inversiones necesarias para mejorar la calidad de los cursos y yo conocía el producto y sabía que podía lograrlo».

Sabía lo que necesitaba pero todavía no manejaba el idioma, entonces contrató a 18 personas para que desarrollaran materiales pedagógicos y una metodología propia. Poco tiempo más tarde lanzó la escuela de inglés de negocios Wise Up, dedicada a un público que hasta aquel momento nadie había explotado: los profesionales que buscaban trabajo.

«En esos años había muchas compañías internacionales instalándose en Brasil y por lo tanto el inglés iba a ser un requisito en el proceso de selección», explicó Da Silva que se lanzó al vacío con su idea en un contexto económico muy desalentador: la tasa de inflación era del 148%.

Tres años más tarde Brasil contaba con 24 escuelas Wise Up en distintas ciudades. Para el 2012 había 400 sucursales y su billetera ya nada tenía que ver con la del chico de 19 que vendía cursos desde un teléfono público de un aeropuerto. Ante semejante éxito sintió la necesidad de tener nuevos desafíos. Estaba demasiado cómodo y arriesgó nuevamente.

Vendió la empresa al grupo brasileño Abril por 240 millones de dólares e invirtió la mitad en un club de fútbol de Estados Unidos. Mezcló la pasión por el deporte que más mueve a su país con el destino turístico más visitado y así compró el Orlando City, poco antes de que el equipo se sumara a la Major League Soccer, la liga de fútbol estadounidense.

Actualmente el club está valuado en 490 millones de dólares, es uno de los más importantes de la liga y cuenta en su plantel con figuras de la talla de Kaká, pero Flavio Augusto da Silva aclara: «No me siento mejor que los demás. Sólo se trata de aprender cómo hacerlo».

Ah, tras su enorme éxito, le ofrecieron volver a adquirir Wise Up, cuyos nuevos dueños estaban llevando a la ruina, a menos de la mitad del valor por el que la había vendido. Aceptó y las escuelas volvieron a rectificar su rumbo. Ahora Da Silva aspira a llegar a las mil sucursales en todo el continente para 2020. Y todo comenzó con una llamada desde un teléfono público de un aeropuerto.