Colonia, un verdadero tesoro a orillas del Rin

En el oeste de Alemania, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, se alza Colonia. Nada más llegar, impresiona la imagen de la catedral, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Este templo, cuya construcción duró más de 600 años, llegó a ser el edificio más alto del mundo en 1880, cuando finalizaron los trabajos. Pero el récord no le duró mucho tiempo porque, cuatro años más tarde, el monumento a Washington, en Estados Unidos, superó su altura.

En el lugar donde hoy está la catedral hubo una iglesia que fue consagrada en el año 870. En 1164, el arzobispo Rainald de Dassel trajo, supuestamente, las reliquias de los tres Reyes Magos desde Milán hasta esta iglesia, que se convirtió en centro de peregrinación.

Así, en 1248 se decidió levantar una catedral en este enclave. El nuevo edificio no siguió los parámetros de la arquitectura románica alemana, sino del entonces moderno estilo gótico de las catedrales francesas.

En la actualidad, la catedral de Colonia sigue albergando los restos de los Reyes Magos. El relicario es una gran obra de orfebrería del siglo XIII, adornado con piedras preciosas y relieves que narran escenas bíblicas. Miles de personas continúan llegando para contemplarlo, aunque los peregrinos de antaño hoy son mayoritariamente turistas.

La catedral fue consagrada en 1322, y a partir de esta fecha la velocidad de las obras se aminoró, hasta que en 1560 se pararon del todo, si bien parte del templo se podía usar. No fue hasta 1842 cuando Federico Guillermo IV de Prusia puso la primera piedra de la continuación de la obra, que concluyó, por fin, en 1880.

La catedral de Colonia continuó en pie pese a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que arrasaron la ciudad casi por completo. De hecho, muchos de los edificios emblemáticos de Colonia han tenido que ser parcial o totalmente reconstruidos.Durante la contienda, mientras se excavaba en las inmediaciones de la catedral para construir un búnker, se produjo un hallazgo espectacular. Apareció un mosaico romano dedicado al dios Dioniso en un excelente estado de conservación. En ese mismo lugar, que un día albergó una rica villa romana, hoy se halla el Museo Romano-Germánico de Colonia.

En su interior se puede contemplar otro mosaico romano, cuya decoración geométrica llama la atención pues recuerda la cruz gamada, figura que más tarde los nazis adoptarían como símbolo.

Asimismo, el museo alberga la imponente tumba del legionario Lucio Poblicio, gran cantidad de estatuas, columnas, aras funerarias, ánforas y una impresionante colección de objetos de cristal de la época romana.

Aparte de visitar la catedral y la iglesia de Santa María del Capitolio, y de recorrer las calles del casco antiguo, merece la pena “pasar por el puente Hohenzollern, al otro lado del Rin, para hacer una foto del templo desde allí”, aconseja Frank Bausback, miembro de la Oficina Alemana de Turismo.

El puente Hohenzollern es el lugar elegido por muchas parejas para colgar sus candados del amor. Cientos de ellos adornan las barandillas de este puente ferroviario que sostiene el incesante ir y venir de paseantes y trenes sobre las aguas del Rin. Este puente, edificado a principios del siglo XX, tuvo que ser reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial.