Nadal impone su clase ante Monfils

El tenista español Rafa Nadal dio el primer paso a la defensa del título en el Mutua Madrid Open al superar (6-3, 6-1) al francés Gael Monfils, un rival de galería que disfrutó como pudo del escenario ante el número uno del mundo, ídolo local que impuso su tenis y su racha para avanzar a octavos de final en el cuarto Masters 1000 del año.

Impredecible siempre el galo, con sus risas, golpes acrobáticos, gestos para la foto tras algún golpe bueno, discusión con el juez de silla e incluso plática con la grada en el intermedio de los sets. Nadal no encontró distracción alguna, decidido a pesar de un inicio lógico con algún error no forzado, para firmar un gran debut en la Caja Mágica.

El de Manacor, que se medirá ahora con su compatriota Feliciano López o el argentino Diego Schwartzman, sumó su vigésima victoria seguida en tierra, 48 sets seguidos, una racha con la que devoró recientemente Montecarlo y Barcelona. El ídolo local buscó dominar con su derecha y una vez calibrada no tuvo rival sobre una pista Manolo Santana ansiosa de nuevo por disfrutar del cinco veces campeón en Madrid.

En ese arranque paulatino del español, Monfils buscó sus opciones. El francés ya anunció en la previa no estar físicamente para tres sets, y menos contra el Rey de la tierra. Así, el galo tuvo bolas de ‘break’ en los dos primeros saques del balear, tres en total que no aprovechó, o más bien que Nadal borró con su derecha.

Mientras, el ganador de 16 ‘grandes’ sí aprovechó la suya, en el segundo juego, suficiente para tener la ventaja que le dio el primer set. Bien metido en la pista, Nadal minimizó errores y bordó su saque mientras Monfils comenzaba a disfrutar de la tarde y el escenario, pero no del tenis. Menos si cabe cuando en el segundo parcial, el anfitrión puso la directa.

El favorito número uno en Madrid rompió en la reanudación al galo, impaciente por sacar mientras Nadal no desatendía sus rituales. Firmando poco a poco la rendición, Monfils dejó la bola en la red para el 4-1 del balear.

Un Nadal, de menos a más, que terminó sacando los aplausos de su rival y dejando claro el aviso a navegantes de que el Rey de la tierra lo es más si cabe en casa.