Desburocratizar, cosa fácil: Paco Ignacio Taibo II

Miguel Ángel Mancera, dice Paco Ignacio Taibo II, “creó una ciudad de ‘no se puede’; la Secretaría de Cultura actual no encontró ningún aliado en el aparato gubernamental”.

El escritor y promotor cultural está en el centro de la contienda electoral: como ha sido siempre, no desaprovecha la oportunidad de promover el voto a favor de Andrés Manuel López Obrador y ahora, además, trabaja en la creación de un programa de cultura para la candidata a jefa de Gobierno de la Ciudad de México por la coalición Juntos Haremos Historia, Claudia Sheinbaum.

“Popularizar la cultura, en el buen sentido de la palabra”, dice, es la principal consigna y, aunque se perfila para ocupar la oficina de Avenida de la Paz 26, advierte que “no hay que subirse al caballo sin tenerlo todavía”.

En entrevista, Taibo II cuida no proclamarse ya como integrante del gobierno que encabezaría Sheinbaum, pero hay algo que lo delata: cuando habla de los programas que propone, siempre aparece él, ya sea comandándolos o buscando solución para ponerlos en práctica.

Las buenas intenciones comienzan con una promesa: de llegar a la jefatura de Gobierno, su candidata “duplicará” el presupuesto para el sector cultural: “es inusitado, si revisamos los presupuestos de cultura de las grandes ciudades del mundo, la que subió un cinco por ciento es afortunada. México va a ser la única ciudad grande del mundo que va a duplicar su gasto de cultura”. Luego, enumera una serie de propuestas prácticas, como por ejemplo la de regalar anualmente un millón de libros en el Zócalo capitalino y organizar mil festivales de barrio; el suyo, dice, es un enfoque de izquierda.

 “Una visión de izquierda de la cultura parte de una idea clara, que es la democratización; cultura para las inmensas mayorías”, dice. Luego lamenta que en la capital mexicana exista un corredor cultural en el que han quedado olvidadas zonas como el oriente y el norte, “son un desierto”.

El novelista agrega cuatro características más a su visión de cultura: primero, que se trata de una herramienta civilizatoria; después, que es formadora de ciudad y que en la de México hay una fuerza creadora “inmensa”; también incluye la necesidad de eficacia a la hora de instrumentar políticas públicas en el rubro y, por último, dice que se requiere una perspectiva internacionalista, “traer lo mejor del mundo y permitir que la cultura de esta ciudad navegue por todos lados”.

Cuando se le pregunta en qué momento cree que se torció la manera de llevar la cultura en la urbe responde que la crisis “ha sido continua; ha habido por abajo una legalidad incorrecta, no apta para la cultura. Las casas de cultura que fueron importantes se volvieron instancias burocráticas, controladas por talleristas a demanda, con un reglamento que las equiparaba a panteones. Los presupuestos se manejaron de forma discrecional, de manera que el jefe de Gobierno tenía la capacidad de decir ‘va para allá, va para acá’, con muy poca discusión”.

Taibo II confía que pueden cambiar las cosas. El diálogo transversal con los demás actores políticos y un optimismo que en ocasiones se pierde en ingenuidad son sus armas. Su pelea será contra lo que llama “burocratización de la cultura”; dice que su trabajo estará en la calle, no en una oficina. Su intención suena a anhelo y buenos propósitos: “no a va ser fácil, pero tampoco imposible; en todo caso nos hemos impuesto la máxima de que lo imposible toma unos pocos días más. El cambio se va a producir no sólo a escala de la secretaría, sino también de las delegaciones”.

Y pone un ejemplo: a los teatreros, bailarines y actores que participen en festivales “se les debe pagar a pie de escenario”. ¿Pero hay métodos que deben seguirse?, se le pregunta. “Hablamos con la gente de finanzas y que lo solucione; les pagamos con cheque”, responde.

Hay presidentes que ya prometieron solucionar las cosas en 15 minutos, se insiste. “Los presidentes que hemos tenido son unos ineptos, ¿te imaginas a Fox resolviendo algo? No ha resuelto nada en su vida. Si hay voluntad y comprensión, lo podemos hacer; va a ser bastante más fácil desburocratizar de lo que parece”.

SIN SIMPATÍAS

“Hay ciudadanos que trabajan para el mal siendo escritores y no tengo simpatía por ellos, pero mis simpatías hay que sacarlas de esto; mis amores, mis ideas y mis gustos deben estar fuera”, asegura.

De cualquier forma, Taibo II habla de todo un equipo que llegará a la dependencia, de ser Sheinbaum la vencedora de la contienda. Su Brigada para Leer en Libertad, dice, ha sido el mejor laboratorio para formular un proyecto de cultura, “ya son 15 años”, dice.

Hasta hoy, afirma, ya habló con más de un millar de creadores; el borrador de su proyecto está en la oficina de la candidata para aplicar correcciones: será presentado en un acto masivo que se llevará a cabo en el Zócalo, el 27 de mayo, junto con la promoción de todo el plan de gobierno de Sheinbaum.

Taibo II quiere crear una “red por abajo”, en el que no haya espacio para el desperdicio de fuerzas y cada punto funcione como impulso del siguiente, “para poder comunicar lo que está sucediendo y que permita ir moviendo todo de un lado a otro”.

Su red, afirma, tiene en la base la creación de 300 Centros Comunitarios de Innovación Social, un modelo que Sheinbaum ya trató de aplicar en Tlalpan, como delegada, y en donde, dice, convivirán cultura, salud, desarrollo social y educación. En ellos y en la infraestructura cultural ya existente, afirma, que “de inmediato” se llevarán a cabo mil festivales de barrio, lo que equivale a 80 al mes y 20 semanalmente.

“La secretaría no tiene la infraestructura para hacerlos, tiene para hacer 40 si le quitamos al gobierno lo que estaba sucediendo y que no debe volver a suceder, que el gobierno central, o sea Mancera, ocupaba la infraestructura de cultura para inauguraciones, alfombras rojas.

Eso se acabó. Las delegaciones pueden aportar y eso nos puede ayudar a subir a seis, vamos viendo”, dice. Con la ampliación del presupuesto de cultura, advierte que también deben llegar etiquetados los recursos para la cultura que se canalizan a las delegaciones. Y además, afirma, está pensando en rebajar el gasto corriente de la dependencia y dejarlo 50-50 en relación con lo que se destina para programas.

Las buenas intenciones del biógrafo de Francisco Villa incluyen crear al menos cuatro Faros más, multiplicar y recuperar programas de promoción de lectura como el del Metro, la policía y los bomberos, así como el de hospitales.

También, dice, creará la credencial única para músicos y artistas callejeros que incluirá la leyenda “autoridades de la ciudad, éste músico nos está haciendo un favor y por tanto tiene derecho a poner su sombrero en el suelo; con un teléfono permanente de la secretaría para protegerlos”.

Taibo II habla de la muralización de la ciudad, de crear un palacio del cabaret “para recuperar la tradición política de la carpa”, de formar una “pinacoteca popular” que incluirá 100 cuadros “enmarcados de una manera sencilla” que se van a exponer con un letrero que diga: “si te gusta uno, llévatelo.

Queremos mejorar la calidad de lo que cuelgas en tu casa”.

El programa incluye un ciclo de 50 conferencias sobre historia de México y la creación de un Centro del cómic. “Vamos a popularizar el patrimonio urbano y hacernos cargo de las efemérides, el día que entraron Villa y Zapata a la ciudad tenemos que convertirlo en fiesta de la Revolución”.

Taibo cree que esta ciudad debe ser gobernada de manera diferente “y que todo debe de cambiar para que nada quede igual”. El novelista piensa que el Zócalo se puede recuperar: “regalando libros, haciendo conciertos y festivales mixtos, diseñados para construir vanguardia, es una batalla por la calidad, no sólo por la masificación”.

Pero, ¿te ves en una oficina?, se le pregunta. “Es una buena pregunta”, dice y lo repite tres veces. Después agrega: “los que vamos a llegar a la Secretaría, si gana Claudia, no nos ven como burócratas; vamos a estar en la calle, vamos a dirigir desde la calle, no desde las oficinas”.