Causas y factores de riesgo de la disfunción eréctil

La disfunción eréctil (DE)  o impotencia erigendi (a  veces llamada incorrectamente sólo impotencia) es la incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria, una eyaculación o ambas. Ello no significa que se afecten el apetito sexual ni la capacidad de alcanzar un orgasmo.Una erección es resultado de una compleja interacción entre los sistemas nervioso, circulatorio, el equilibrio hormonal y factores psicológicos, y cuando deja de funcionar adecuadamente puede deberse a la disfunción eréctil.

Por lo general, la erección inicia por diversos estímulos sensoriales como la vista, audición olfato y tacto, los cuales envían impulsos desde el cerebro y la médula espinal al pene, que a su vez relajan los músculos lisos del cuerpo cavernoso (dos cámaras situadas dentro del pene), para hacer fluir la sangre, lo cual no sucede de manera normal en la disfunción eréctil.El líquido hemático crea presión en estas cámaras, el pene se ensancha y alcanza la erección.

La disfunción eréctil, mejor conocida como impotencia sexual, es un síndrome que afecta a uno de cada dos hombres de entre 40 y 70 años de edad; pero sólo 10 por ciento acude a solicitar atención médica.En los hombres mayores, generalmente tiene una causa física, como una enfermedad, lesión o efectos secundarios de medicamentos.Cualquier trastorno que cause una lesión en los nervios o que deteriore el flujo de sangre al pene puede causar DE.

La incidencia aumenta con la edad: alrededor del 5% de los hombres de 40 años de edad y entre el 15 y el 25 % de los hombres de 65 años de edad experimentan DE.Pero la disfunción eréctil no es necesariamente una parte inevitable del proceso de envejecimiento.Debido a que una erección requiere una secuencia precisa de eventos, la DE puede presentarse cuando cualquiera de tales eventos se interrumpe.

La secuencia completa incluye los impulsos de los nervios en el cerebro, en la columna vertebral y en el área alrededor del pene, así como las respuestas de los músculos, los tejidos fibrosos, las venas y las arterias en y cerca de los cuerpos cavernosos.La causa más común de DE es el daño a los nervios, arterias, músculos lisos y tejidos fibrosos, a menudo como resultado de una enfermedad.Tales como la diabetes, afecciones del riñón, alcoholismo crónico, esclerosis múltiple, arteriosclerosis, psoriasis, enfermedad vascular y enfermedad neurológica son responsables de alrededor del 70 % de los casos de DE.Entre el 35 y el 50 % de los varones con diabetes padecen DE.

También la cirugía (especialmente la cirugía radical de próstata debido a cáncer) puede lesionar nervios y arterias cerca del pene, causando DE.Una lesión en el pene, la columna vertebral, la próstata, la vejiga y la pelvis puede llevar a DE, produciendo lesión en los nervios, músculos lisos, arterias y tejidos fibrosos de los cuerpos cavernosos.Además, muchos medicamentos comunes -medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos, antidepre-sivos, tranquilizantes, supresores del apetito y cimetidina (un medicamento para la úlcera)- pueden causar DE como efecto secundario.

Causas y factores de riesgo

Los expertos piensan que factores psicológicos, tales como el estrés, la ansiedad, la culpa, la depresión, una baja autoestima y el miedo a no desempeñarse en el coito como se espera causan del 10 al 20 % de los casos de DE.Los hombres con una causa física de DE a menudo experimentan el mismo tipo de reacciones psicológicas (estrés, ansiedad, culpa, depresión).Otras causas posibles son fumar, que afecta el flujo sanguíneo en las venas y arterias, y anormalidades en las hormonas, como por ejemplo una cantidad insuficiente de testosterona.La subida de prolactina que pueden producir algunos fármacos como ansiolíticos, antipsicóticos (risperidona, olanzapina, halperidol) puede provocar también impotencia.

Las causas hormonales suelen afectar asimismo el deseo sexual o libido.La DE es tratable a cualquier edad, y el conocimiento de este hecho ha ido creciendo. Más hombres han buscado ayuda y regresado a la actividad sexual normal debido a tratamientos mejorados y exitosos de la DE.Tradicionalmente los urólogos, quienes se especializan en problemas de las vías urinarias, han tratado la DE; sin embargo, los urólogos sólo son responsables del 25 % de las menciones de Viagra en 1999.

En general, los especialistas en medicina familiar (médicos de cabecera especializados) son junto a los urólogos los cardiólogos y los psiquiatras son los más formados para la valoración, manejo y tratamiento de la disfunción eréctil.También se relaciona con hipertensión, enfermedades cardiacas, vasculares, cirugía de la próstata, insuficiencia renal, alcoholismo, drogas, tabaquismo y obesidad.Entre las causas psicológicas destacan el estrés, ansiedad, depresión, complejo de culpa y temor al fracaso sexual. Cuando es posterior a un problema médico, por lo general conduce al desarrollo de los factores mencionados, lo cual agrava el problema.Las principales ventajas que aportan frente a los demás especialistas son la visión integral del paciente, la proximidad, la accesibilidad y la capacidad para la entrevista clínica.DiagnósticoCuando acuda a la consulta, el médico seguirá un proceso de evaluación diagnóstica; que es la realización de una historia clínica.

El médico le realizará diversas preguntas con el objetivo de descubrir posibles factores de riesgo que podrían causar la Disfunción Eréctil o contribuir a su desarrollo.Esto incluye varias preguntas para saber desde cuándo y bajo qué circunstancias experimenta signos de Disfunción Eréctil.Esta información es esencial, por lo que debe expresarse con toda naturalidad.No debe esforzarse en utilizar palabras técnicas cuyo significado exacto pueda desconocer, por el contrario es conveniente utilizar un lenguaje sencillo.

El médico lo entenderá perfectamente ya que está acostumbrado a escuchar problemas similares.También se incluye una evaluación psicosocial: para determinar posibles factores psicosociales relacionados con la Disfunción Eréctil que puedan requerir consulta o tratamiento psicológico.La exploración física se enfoca especialmente al pene para comprobar si existen anomalías tales como nódulos o fibrosis, además de valoración general del estado de salud, la función neurológica y los caracteres sexuales secundarios.

Existe un cuestionario, consensuado por la comunidad médica internacional, que está diseñado para ayudarle a identificar en que medida padece o no un problema de Disfunción Eréctil.Puede que su médico se lo entregue para ser rellenado en casa y entregado en una próxima visita, pero éste nunca debe sustituir a la entrevista personal.  En algunos casos el interrogatorio y la exploración física pueden ser suficientes para establecer un diagnóstico.Pero generalmente, es recomendable hacer unos análisis de sangre para determinar los niveles de hormonas, el colesterol, la glucosa para detectar la presencia de diabetes y comprobar el funcionamiento del hígado y riñones.

Habitualmente, no suele ser necesario realizar pruebas diagnósticas más invasivas.

En general los estudios a realizar no resultan dolorosos ni molestos para el paciente. Sin embargo, en algunos casos, será necesario realizar pruebas más complejas para llegar a conocer la causa de la Disfunción Eréctil.
Tratamiento El tratamiento de la disfunción eréctil requiere una consulta franca y honesta entre el paciente y el médico y de ser posible, la pareja.

El primero debe proporcionar un historial integral médico, psicológico y sexual, mientras que el doctor debe examinarlo para determinar si existen anomalías físicas del pene y los testículos.

En la actualidad se cuenta con diversos tratamientos de gran efectividad; aunque es necesario conocer la causa exacta, ya que de ello depende el tipo de medicamento.

La falta de atención médica adecuada del síndrome de disfunción eréctil trae graves problemas para la pareja.

Al disminuir la autoestima de los hombres, entran en estado de angustia y depresión e incluso obsesión; a su pareja, en tanto, le afecta la calidad de vida familiar y el desempeño laboral.