Hoy, a 99 años del asesinato de Emiliano Zapata

A principios de 1919, en la ciudad de Cuautla, Pablo González, jefe de las fuerzas carrancistas, mandó combatir a Zapata urdiendo el plan de capturarlo utilizando al capitán Jesús Guajardo, uno de los militares de la División de Oriente.

Fingiendo que se afiliaba a las tropas de Zapata, Guajardo ofreció al general 20 mil cartuchos; luego de simular algunos ataques en los que murieron varios carrancistas, para convencer a Zapata, se entrevistó con él y le obsequió un caballo llamado el “As de Oros”, para luego citarlo en Chinameca.

La mañana del 10 de abril de 1919, Zapata y su escolta, todos a caballo, se situaron en un lugar llamado Piedra Encimada, desde donde veían la Hacienda de Chinameca. Era un jueves como cualquier otro. Una mujer le había dicho a Zapata que se trataba de una trampa, pero éste descendió a hablar con Guajardo, conversación que fue interrumpida a la voz de «Vienen los federales!»

Zapata ordenó a Guajardo que defendiera la hacienda y organizó varias patrullas, aunque no había señales del enemigo, por lo que dejando centinelas regresó a la hacienda; ahí Guajardo lo invitó a comer a las dos de la tarde y Zapata, montando el alazán recién regalado, entró a la hacienda acompañado sólo de diez hombres.

La guardia estaba formada para hacer honores, pero en cuanto cruzó el dintel, el clarín tocó tres veces la llamada de honor y de inmediato, a quemarropa, le vaciaron dos veces la carga. Zapata cayó para no levantarse más. En esta trampa murió también su ayudante Palacios y otros dos de sus escoltas.

Los morelenses se negaban a dar crédito a la muerte de Zapata, circulaba la creencia de que no era su caudillo el que había sido asesinado por Guajardo. Se decía que le hacía falta un lunar, que si Zapata era más alto o más moreno. Se decía que no era posible que, si Zapata había escapado a tantas emboscadas y siempre había tenido tan buen olfato para los engaños, hubiera caído de esta manera. Se decía que Zapata había mandado en su lugar a uno de sus compadres, con quien compartía un gran parecido. Desgraciadamente la identificación del cadáver de Zapata por parte de antiguos compañeros de armas y gente cercana fue contundente: el cadáver correspondía al caudillo del sur.

Las leyendas llevaron a Zapata hasta el Lejano Oriente, donde un compadre árabe le habría ofrecido protección; según esa leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Otros más aseguraban que en las noches de luna, se le podía ver cabalgando cerca de Anenecuilco, el sitio de su nacimiento. También allí ubicaban, décadas después, a un anciano encerrado en una casa, que aseguraban era Zapata.

¿Quién era Emiliano Zapata?

 

Emiliano Zapata Salazar (Anenecuilco, Morelos, 8 de agosto de 1879-Chinameca, Morelos, 10 de abril de 1919) fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Como parte del movimiento revolucionario, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. También fue conocido como el «Caudillo del Sur». Ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacendados del Porfiriato.