Teatro mexicano conquista a Colombia

  • La puesta en escena «La desobediencia de Marte» se presentó en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá

El principal reto para la puesta en escena de la obra “La desobediencia de Marte” es llevar un texto literario del escritor mexicano Juan Villoro, lleno de ideas complejas sobre el universo, al nivel de las emociones del público, aseguró en Bogotá, capital de Colombia, el director Antonio Castro.

La obra, protagonizada por los actores Joaquín Cosío y José María de Tavira, se presenta en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB), que es uno de los más importantes de la región.

Esta obra imagina la reunión de dos astrónomos en 1600, Tycho Brahe, quien tenía las mejores tablas de medición, y Johannes Kepler, el mejor matemático de la época.

Se necesitaban el uno al otro, pero desconfiaban entre sí, explicó Castro en un encuentro con la prensa colombiana.

El personaje Tycho era un científico experimental, un aristócrata mundano que miraba los cielos y Kepler un científico teórico, un hipocondríaco con necesidades económicas y mala vista. De esa mezcla de rivalidad y dependencia surgió la teoría que permitió descifrar las órbitas de los planetas.

La obra es el duelo que transformó la historia de la humanidad donde conocer la orientación de las galaxias es tan complejo como conocer a tu compañero, coterráneo, vecino o amigo.

Una rivalidad que se trasladó al cosmos y se puede decir que influenció lo que conocemos de nuestra relación con el universo y la relación entre nosotros mismos.

“Kepler viene de un entorno protestante, de la selva negra en Alemania, sin embargo tenía el genio matemático para descifrar todas esas mediciones.

 La obra trata cómo estos dos personajes que se odian y se necesitan, dependen el uno del otro. Paralelamente la obra trata sobre los dos actores, que están representando estos personajes”. En escena está un “actor mayor que ha hecho cine, televisión, comerciales, y un joven idealista que quiere hacer arte de vanguardia, que cree que el arte es una expresión más pura, es decir, de alguna manera se refleja el problema entre los dos actores”.

Para el director, esta es una obra llena de emociones en donde “nos damos cuenta que esa complejidad tan grande como el Universo está en lo más pequeño, en la cotidianidad de los seres humanos”.

El objetivo de la obra fue “hacer una obra llena de ideas, hacer una obra sobre las emociones. Lo que impera en la obra es el discurso emocional de los dos personajes y su éxito está en que la gente se identifica con los personajes. El espectador reconoce sus propias experiencias”, reiteró el realizador.